Las señales de tránsito son universales y se adoptan mediante convenios internacionales. En República Dominicana están normadas por la Ley 222, de noviembre de 1967. No obstante, nuestro  país es un desorden mayúsculo en ese sentido. Las señales pretenden ser un idioma universal pero nosotros hemos  creado un dialecto propio que ni aun nosotros mismos entendemos.

 Como botón de muestra refiero lo siguiente: el artículo 65 de la ley mencionada, establece que las líneas blancas discontinuas en el centro de una vía significan la separación de dos carriles para tránsito en una dirección. Como se ve en la ilustración, en la ruta que conduce al Aeropuerto Internacional de Las Américas Dr. José  Francisco Peña Gómez, la línea  colocada sobre el pavimento es contraria a las normas internacionales y a la propia ley local. La línea está plasmada como si en esta Ruta 666 el tránsito fuera en una sola dirección, cuando en realidad es en dos direcciones. Lo correcto sería una línea amarilla a la derecha de una línea de centro como manda la ley.

Este hecho, aparentemente pequeño, delata nuestra despreocupación por el cumplimiento de las leyes y para colmo, esta afrenta está estampada en la puerta principal de entrada y salida del país, significando un gran peligro para los viajeros internacionales y una vergüenza para los dominicanos.