¡Cuidado con la deforestación!

¡Cuidado con la deforestación!

POR  VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
Hace algunos días estuve de visita por la zona de Constanza, donde pude percibir el alto grado de deforestación que se nota en esa bella región de nuestro país. Cuando subía por la maltratada carretera de Casabito, noté varias patanas y camiones cargando grandes troncos de árboles que se convertirían en madera, camino a los aserraderos “clandestinos” en libre tránsito sin ser molestados por las autoridades competentes encargadas de velar por nuestra conservación forestal.

Los bosques dominicanos son permanentemente degradados por criminales inescrupulosos incapaces de comprender la importancia de la conservación forestal, Existen por supuesto leyes y sanciones para éstos depredadores que evidentemente actúan con la complicidad o la complacencia de encargados forestales.

Otra de las formas criminales de deforestación que se observa ahora en montañas y bosques criollos, es la quema de árboles para su conversión en carbón vegetal. Es frecuente ver desde cualquier punto montañoso el humo delator de los depredadores inconscientes, que luego de cometer su aberrante crimen, venden el producto de su inconsciencia impunemente en mercados y puestos de expendios, bajo la mirada complaciente de las autoridades.

La Secretaria de Medio Ambiente , encargada de velar por la conservación de nuestros recursos naturales, se encuentra dirigida por un ilustre ciudadano que ha dado sobradas pruebas de su preocupación por la conservación de nuestros recursos, pero a veces no basta con estos deseos, se debe ejercer una vigilancia más estricta para impedir la deforestación indiscriminada. De la conservación de nuestros bosques, depende la subsistencia misma, recordemos la frase que hizo famosa el inolvidable amigo desaparecido Pedro Justiniano Polanco (Pepe), desde su emisora radial “El agua es vida, no la desperdicies”. El agua nace en nuestras boscosas montañas, de allí vierten los ríos que alimentan la tierra, permiten los cultivos y sacian nuestra sed.

Si hacemos un recuento sincero de los recursos naturales con que contamos realmente, veremos con pena y alarma que éstos son muy limitados, La cubierta forestal dominicana se ha reducido en un 15% de nuestro territorio, comparado con un 26% de hace 25 años, según informe de la FAO, como consecuencia de ésto, gran parte de nuestros ríos han desaparecido o se encuentran muy mermados en su caudal, nuestros bosques, disminuidos alarmantemente en los últimos años por la tala indiscriminada y la falta de programas efectivos de reforestación, constituyen un verdadero peligro para nuestra ecología, que debe ser atendido con preocupación y eficacia. Atender a reclamos y críticas constructivas es prudente.

Debemos retomar a programas como los implantados en los gobiernos de Balaguer o como “Quisqueya Verde” puesto en vigor en el primer gobierno de Leonel Fernández y llevado a cabo con gran éxito por el vicepresidente de entonces doctor Jaime David Fernández Mirabal.

Pongamos un alto a “permisos” complacientes para la tala de pinos y otros árboles cuya madera es codiciada y costosa. De acuerdo con la opinión de expertos en la materia, por cada tala de un árbol deben sembrarse por lo menos diez. El problema actual estriba en que ahora se cortan miles de viejos árboles y no se siembra ninguno. En nuestro poder y en de algunos amigos constan fotos y pruebas de las cosas que contribuyen a deforestación indiscriminada, que no es nuestro propósito difundir, ya que creemos en la capacidad y buena intención de las autoridades en la materia para corregir aquello que daña a todos.

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