Cuidado con los vaticinios

Cuidado con los vaticinios

Según prestigiosas firmas encuestadoras el doctor Leonel Fernández, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, llegó a tener porcentajes que oscilaban entre el 60 y el 65, pero se trataba de retratos de momentos específicos, donde el partido morado estaba solo en al cancha y los presidenciales perredeístas no se ponían de acuerdo.

El panorama innegablemente ha evolucionado. Y el PPH ha registrado un formidable repunte, al punto de que ya la competencia no luce tan dispareja como inicialmente. Y hasta motiva el pensar en que no es tan claro el triunfo peledeísta en la primera ronda.

Empero, se observa un exceso de optimismo y confianza en la dirección del PPH, hablando inclusive de ganar en la primera vuelta electoral, posibilidad que, desde mi punto de vista, resulta difícil, muy difícil, porque por más que sume y reste los cálculos no me cuadran.

En la contienda electoral del año 2000 Hipólito Mejía con todas a su favor obtuvo un 49.87 por ciento, es decir, no llegó al 50, lo que lleva a la formulación de la pregunta de si ¿está actualmente el presidente Mejía, electoralmente hablando, en mejores condiciones que en la contienda del año 2000? ¡Jamás! Hay una diferencia desfavorablemente grande.

En el año 2000 el Partido Revolucionario Dominicano estaba unificado totalmente, su candidato tenía muy baja tasa de rechazo, hubo una serie de organizaciones políticas apoyándolo, dentro de lo que se concibió como el Acuerdo de Santo Domingo y, además, se enfrentaba a un PLD desgastado por el ejercicio del poder y los errores políticos.

Los papeles hoy lucen invertidos. Y aunque ha habido cierta recomposición perredeísta, todavía hay segmentos que se resisten a reintegrarse.

Supongamos que el PRD está unificado en un «cien por ciento» (hipótesis totalmente incierta), pero ningún partido gana con su propia militancia. Y es evidente que sectores empresariales, profesionales, sindicales y populares que ayer apoyaron a Hipólito Mejía hoy ya no están.

Hay que reconocer que el PPH dispone de una buena maquinaria propagandística en todo el territorio nacional. Y la matrícula perredeísta es numerosa, aunque jamás llega al millón 700 mil dirigentes como se viene diciendo, porque Hipólito Mejía sólo sacó un millón 593 mil 231 votos en los comicios del año 2000, por lo que abría que deducir que el conglomerado perredeísta está muy por debajo a esta última cifra.

De todos modos, hay que reconocer la fortaleza de la estructura perredeísta en la geografía nacional. El problema está en que el presidente Mejía tiene una tasa de rechazo muy alta y que por más que suba, como en efecto viene subiendo, tiene un techo evidentemente rígido. Hasta ahora la firma encuestadora más generosa con el presidente Mejía ha sido la Hamilton, que le otorga un 25 por ciento del electorado, pero con una tasa de rechazo de un 60 por ciento. Ese último número es demasiado alto, si se parte de que nuestra ley electoral requiere mayoría absoluta, es decir, el 50 por ciento, para ganar el certamen.

Y es que resulta difícil ofertar a un candidato que la gente lo observa como el responsable de la terrible crisis económica que atraviesa el país, pese a que la situación que se vive hoy es el producto de un conjunto de factores, donde los errores en término de política económica gubernamental posiblemente no sean determinantes.

Las circunstancias que caracterizan el panorama político, dentro del marco de la actual campaña electoral, hay que analizarlas con detenimiento, pero consciente de que sólo sirven para la formulación de proposiciones que se adecúan al actual momento político, porque están sujetas a variar. Los vaticinios en torno al os resultados electorales de mayo 16 debían de ser planteados faltando apenas 48 horas, que estén todas las cartas sobre la mesa, para no exponerse a la emisión de juicios no sustentables.

La experiencia electoral española y de otros procesos eleccionarios celebrados en el ámbito mundial debían de llevar a la reflexión y al cuidado en la emisión de vaticinios, porque siempre se ha dicho (y así se ha comprobado) que la política es muy cambiante, que el electorado no es estático y que los argumentos de hoy posiblemente mañana para nada sirven.

Lo que se percibe hoy día es que el presidente Mejía, ante los diferentes escenarios que eventualmente puedan presentarse, está en una posición de desventaja apreciable, pero la contienda electoral es el 16 de mayo y quien sabe lo que puede ocurrir de aquí a esa fecha. Esperemos.

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