¡Cuidado, el diablo ya derrotó a un
presidente candidato a la reelección!

¡Cuidado, el diablo ya derrotó a un<BR>presidente candidato a la reelección!

RAFAEL ACEVEDO
En una sociedad dirigida por un Estado altamente deficitario, no es siempre fácil para un presidente reelegirse, porque precisamente lo característico del gobierno suele ser el no poder, ni en el mejor de los casos, satisfacer las necesidades y aspiraciones más perentorias de la población.  Las muchas hambres y necesidades acumuladas por décadas, son imposibles de suplir no importa qué tan bueno haya sido el gobierno. Además, cualquier irresponsable de la oposición puede, tranquila e impunemente, ofrecer villas y castillas y llenar de ilusiones el mercado electoral.

En el caso de nuestro país, el presidente candidato tiene a su favor el recuerdo y los efectos aún presentes del pasado gobierno del PRD, lo cual, con solo rememorarlo, da susto. El gobierno anterior llegó a tener una imagen tan negativa que en una población de la Línea Noroeste se hizo un sondeo por una radioemisora local y el diablo le ganó en aceptación popular al candidato oficial. Esa consulta pudo estar viciada pero, en cambio, la mayoría de lo que escuchamos sobre el asunto lo creímos porque no parecía tan absurdo.

Actualmente, no pasa una semana sin que se destape un hecho en el que autoridades y funcionarios del actual gobierno estén implicados en actuaciones escandalosas, reñidas con la ley y las buenas costumbres o, por lo menos, en asuntos de Estado poco transparentes. Pareciera a menudo que abundan los funcionarios que se empeñan en deslucir al gobierno, que se comportan como enemigos públicos, incurriendo en conductas altamente cuestionables. Y sabiéndose los altos salarios que tienen y todas las canonjías a las que tienen acceso, uno se pregunta si es que ese desorden no tiene límites o si es que algunos están enloquecidos de poder y prepotencia.

De lo peor que esta gente hace es callar las cosas o negarse a dar la información que se le solicita desde los medios informativos o, igual o peor, tratar de acallar las voces de opinión que se levantan, empleando descalificadores a sueldo que reparten infundios e insultos, o tratando de confundir a la opinión pública con desinformaciones, y politizando los temas objeto de cuestionamiento.

El caso más reciente, el de la Sun Land, es el mejor ejemplo. Pero hay abundancia de asuntos que no han sido dilucidados públicamente y mucho menos sancionados. Los nombramientos ridículos y la compra de lidercillos pseudos opositores; el levantamiento de los impedimentos de salida a guagüeros sometidos a la justicia, como parte de oscuras negociaciones entre autoridades y gremialistas, son tan solo algunas de las muchas irregularidades que se cometen y que ni a la prensa ni a la opinión pública le da tiempo para reportarlas y tratarlas con mayor detalle.

A las actuales autoridades, con sus excepciones, no les ha sido suficiente que este pueblo haya estado dispuesto a permitirles una gran cantidad de desmanes e inconductas, que se pueden considerar como un «fondo de tolerancia» que se les consiente, en virtud de que existe una «tradición» de manejos extra legales e ilegales y de discrecionalidades que la gente concede que se les otorguen a los funcionarios de turno, normalmente a condición de que esos funcionarios hagan su trabajo de un modo más o menos aceptable, o pensando, como tuvo el atrevimiento de decirme un funcionario conocido: ¿Qué tu prefieres, un gobierno estúpido que desestabiliza el país o uno que sea eficiente aunque se cojan unos cuartos por la izquierda?

Creo que esta «filosofía» de auto-permiso de ciertos funcionarios se ha pasado con mucho de lo que la gente está dispuesta a tolerar y hacerse de la vista gorda, por más defectos que se rememoren del PRD y del PRSC, dos partidos que han gobernado desastrosamente al país. Se están pasando, y mucha gente ha empezado a cogerles miedo a las desaforadas ambiciones de dinero, poder e impunidad, así como a las violaciones a las leyes de parte de funcionarios atrevidos y voraces. Y eso, puede hacer variar la pizarra de anotaciones. No se olviden que ya el diablo derrotó a uno que quiso reelegirse, y el diablo siempre ha sido un rival de mucho cuidado.

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