Estar pendiente de lo que hacen nuestros hijos debe ser una tarea de todos los días. Para evitar que sean víctimas o victimarios de «bullying«, es necesario conocer los ‘síntomas’ que pueden presentarse para tomar medidas a tiempo. Estas anotaciones fueron publicadas recientemente por Terra.
A continuación, estas son las actitudes que lo revelan:
- Escasa empatía con su entorno. Le resulta complicado meterse en la piel de otros y por ello suele ser cruel con quienes le rodean. Tras esa conducta poco amable, según la especialista, no suele sentirse mal, ni arrepentido por su comportamiento.
- Poco control de la ira. Es normal que los niños sientan rabia, pero dicha rabia ha de estar sometida a un cierto control. Los niños con tendencia acosadora se enfadan con mucha facilidad, tienen baja tolerancia a la frustración, son caprichosos y exigentes.
- Incapacidad para reflexionar. Un chico acosador no integra los actos y las consecuencias de los mismos, por lo que la relación entre ambos es caótica y aleatoria, pues no se le ha sabido o se ha omitido el transmitirle dicha relación. Esto se origina cuando las fuentes de motivación del menor no están adecuadamente identificadas, tanto por padres como por docentes.
- Déficit de habilidades en resolución de conflictos. La especialista explica que el niño carece de herramientas o habilidades para resolver un conflicto y en pedir ayuda. Ante una situación conflictiva, solo se frustra, entra en ira y reacciona con actos agresivos con sus compañeros, sin importarle las consecuencias, pues solo quiere expresar su estado emocional.
- Baja autoestima. La inseguridad en sí mismo genera demostraciones de poder sobre otros de manera violenta. La constante necesidad de hacerse notar y el sentido del ridículo se manifiesta a través de una conducta dominante y agresiva.
- Excesiva autonomía personal. El chico suele hacer su voluntad, no tiene límites en su comportamiento y no da explicaciones a sus padres de sus actos. Según la especialista, ello suele ser provocado por una ausencia de control parental que hace que el menor no se sienta observado y se crea libre en sus actos.
- Llama constantemente la atención. Muchos comportamientos de acoso responden a la necesidad de obtener la atención de sus padres. Por tanto, para conseguirla realiza conductas agresivas con los demás. Pues llamar la atención de sus mayores es un premio para él.
- Manía persecutoria. El niño piensa que los demás están en su contra y que el mundo es un lugar hostil donde debe defenderse. La agresividad, física, verbal y psicológica, constituye la piedra angular de su interacción. Por tanto, él siempre se siente al acecho.