FABIO R. HERRERA-MINIÑO
El presidente de la República ha desatado una ofensiva provincial de visitas a las distintas demarcaciones nacionales, con el fin de establecer los consejos provinciales de desarrollo, y a la vez, oír de las necesidades de cada comunidad, al tiempo que se anuncia el ambicioso y lujoso proyecto del Metro a construirse en la capital en los próximo tres años. La combinación de ambas estrategias, de las visitas provinciales y del Metro, comprende un elaborado programa político que busca evitar el desastre electoral del PLD en 1998, que siendo gobierno, fue arrasado por la oposición que se fortaleció en el Congreso y los municipios, dejando mal parado al PLD, que había triunfado en las elecciones presidenciales de 1996.
En 1996, el haber concentrado casi todas las inversiones que le permitían las recaudaciones en la capital, con los elevados y túneles, se convirtió en un poderoso repudio en los pueblos del interior, que habían sido descuidados, por lo que la oposición comió con su dama en las elecciones de medio término, y más luego, en las presidenciales del 2000.
Ahora el PLD quiere curarse en salud, y al oír las peticiones de los munícipes en cada provincia, y juramentando los consejos provinciales de desarrollo para que dirijan los proyectos comunitarios a feliz término, podría significar que el PLD quiere evitar que sea arrasado en el 2006, a pesar de que ahora mismo la oposición se encuentra desmembrada; con un PRD desgastado y un elevado sentido de culpabilidad, del pésimo gobierno del anterior presidente, y el PRSC en desbandada, buscando muchos de sus dirigentes como acercarse al poder para disfrutar de alguna parte del pastel oficial, cosa que han logrado para su descrédito político y eventual sepultura partidaria. Esto deja al país huérfano de opciones atractivas, al menos que en los próximos meses haya un resurgimiento, si es que los políticos criollos se desprenden de sus ambiciones, del mediatismo por los cargos y arrase de los recursos públicos. Si fueran inteligentes, aprenderían a ser políticos para convertirse, primero en atracciones en sus provincias y más luego disputar el poder al PLD en el 2008. Para ese año no debe descartarse una probable aspiración reeleccionista del actual presidente, si logra superar los escollos económicos, que no coquetee con empobrecedoras reformas tributarias y el Metro no se convierta en un factor de disgusto generalizado.
Pese a que las visitas presidenciales no conllevan la inauguración de obras, al menos la gente le renacen las esperanzas de que sus necesidades serán oídas. Hasta se conformarían, si al menos el 30% de las obras apuntadas y aprobadas para probable ejecución, se lleven a cabo con lo que el PLD podría competir con gallardía en el 2006, así como en el 2008.
Por las visitas realizadas a las provincias de la frontera y algunas del nordeste, se observa que el pliego de peticiones y demandas es la misma; giran todas en torno al agua potable, las carreteras, las escuelas y centros de salud y algún sistema de riesgo, con lo que es fácil establecer un orden de prioridades que deben distribuirse equitativamente por cada provincia, sin que las otras se sientan, que unas son más favorecidas que las demás.
En 1996,, la falta de experiencia de los peledeístas al no conocer prácticamente el manejo del Estado, aun cuando teóricamente eran unos expertos, y se creían que sabían más que los demás dominicanos, los llevó a perder la noción de la realidad en su aureola de honestidad, descuidando las cosas elementales de un buen gobierno. Los efectos lo sufrieron, frente al rechazo de un pueblo que se desilusionó, ya que volvió a volcar sus esperanzas en el 2000 a un candidato atípico, que llevó al país a un caos y hoyo moral y económico, falta de seguridad y convertirnos en un narco estado, colocado en la mirilla norteamericana. Ese gobierno perredeísta provocó serios trastornos con un aumento de la pobreza, así como los ultrajes más severos al erario público; ahora se van conociendo con más detalles las indelicadezas millonarias, que se espera recibirán una severa sanción legal.
El PLD se ve que tiene empeños serios de no dejarse arrebatar el poder en el 2008, para eso está trabajando con un carismático presidente, que ha iniciado con tiempo un periplo por todas las provincias del país.
Ojala no se canse y logre visitarlas a todas. Ya es esperado en las demás con el pliego de necesidades, donde la más sentida y necesaria, es la falta de agua, pese a las grandes inversiones de los últimos lustros, que parece no fueron suficientes, o los acueductos fueron construidos con tremendos vicios que ahora se manifiesta cuando el agua no llega a los hogares.
El PLD debe demostrar que no es un partido de los teóricos y de gente honrada, sino que conoce los vericuetos de la política y que sabe gobernar para hacer un uso adecuado del poder en favor de las mayorías.