Un comentario que se escucha haciendo fila en los bancos, que los intereses están aumentando. El que lo hace tiene razón, las estadísticas nos dicen que aumentaron en poco menos de doscientos puntos básicos, desde diciembre de 2015 al 25 de febrero 2016. Lo que desconoce es el destino de los ingresos adicionales, la cuarta parte para pagar el mayor costo de los fondos, la tasa de interés pasiva promedio aumentó. Y como dice el pueblo, al que reparte y reparte le toca la mayor parte, con el resto se cubre un importante aumento de márgenes.
También desconoce que los aumentos no se justifican, de hecho el Banco Central mantuvo su tasa de política monetaria en 5% a final de enero, estimando que la inflación se mantendrá dentro de la meta establecida y el PIB crecerá alrededor de su potencial. Que los bancos debieron tener presente, además, lo inédito de la coyuntura externa, para el FMI será decepcionante el crecimiento mundial de este año, por China que crecerá a la tasa más baja de los últimos 25 años, y porque coquetean con recesión los emergentes, Japón y los del área del euro. Que ese ambiente negativo podría extenderse, porque la receta monetaria ha demostrado ser insuficiente y los países del G-20 no se ponen de acuerdo sobre qué hacer, aunque tienen claro que no es el momento para aumentar los intereses.
Que no se deben sumar riesgos internos haciendo lo contrario, aunque los bancos repiten lo que hacen cada cuatro años. Antes de las elecciones, y por precaución, aumentan los intereses, esperando que el gobierno eleve el gasto, lo que implica más crédito bancario para financiar el déficit adicional. Para comprobarlo basta revisar y confrontar las estadísticas, para no ir más lejos desde el 2008.
Abandonan la práctica correcta de interpretar las señales que envía el Gobernador del Banco Central a los agentes económicos para que no se sorprendan, antes de que el Comité responsable aumente la tasa de política monetaria. Lo hacen pensando que como quiera ganan, que mayor es la expectativa si el gobierno aumenta el gasto público y menor el beneficio agregado que obtendrían si por azar del destino no se produce. Aunque el Banco Central mantenga invariable su tasa de política monetaria durante y después de las elecciones.
Y desconoce que los bancos no tomaron en cuenta tres factores. Uno, la reducción en 70% del petróleo desde US$115/barril en abril de 2014, con proyecciones de que se mantendrá en baja durante una o dos décadas, sucedió en los ochenta y los noventa. En esta ocasión por aumento de la oferta de gas de esquisto, petróleo compacto y gas natural licuado, combinado con caída en la demanda. Dos, que menores precios del petróleo, que en dos años nos ha ahorrado más de dos mil millones de dólares, suele acompañarse de caída en intereses internacionales, sucedió en el último tercio del siglo XX. Y tres, que con el aumento de los intereses los bancos reducen el consumo privado no obstante el ahorro petrolero, lo que es contrario a la preocupación mundial, estimular la demanda porque es el motor del crecimiento del PIB.