Culebra no cae en lazo

Culebra no cae en lazo

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Dado que los gobiernos hacen lo que les viene en ganas, es al pueblo a quien corresponde enmendar la plana no sólo en tiempo de elecciones congresionales y municipales o elecciones generales, sino mediante cualquier recurso constitucional o no que haya que emplear.

Ya lo dijo José María Vargas Vila, el excelente escritor colombiano: «cuando la vida es un martirio, el suicidio es un deber». No postulo que vuelva el tiempo de la montonera, nunca he favorecido el terrorismo individual, y sé que la interrupción del orden constitucional, mejor temprano que tarde, se convierte en un cuchillo demasiado filoso, de los dos lados, para contenerlo con las manos, pues llena de abusos, dolor y luto a la nación.

De todos modos los principios democráticos son para vivirlos, no son letra muerta para que carajetes e improvisados se alcen sobre el pueblo y formen una pandilla que maneja a su antojo abusando de la Constitución y las leyes, interpretándolas para el beneficio de un grupo, no del país; actuando con un aire de perdonavidas como si les estuviera permitido hacer, decir lo que les viene en ganas y esperan el aplauso del pueblo.

Llega un momento en que el desenfreno, el abuso de poder, el tráfico de influencia, el enriquecimiento es tan súbito que no se puede ocultar el bienestar fruto de la corrupción, no castigada por la debilidad de un sistema judicial que necesita más de magistrados serios y prudentes que de institucionalidad.

Las leyes pueden regular cualquier materia pero ninguna dice cuánto cuesta la sentencia de un juez, porque la prevaricación se acoteja a cada caso.

Este gobierno es un penoso modelo de administración del Estado que juega a que todos somos estúpidos y olvidadizos y quiere medirnos por una regla inexistente, inaceptable, que se impone como una careta de diablo cojuelo para el carnaval del 27 de febrero ¡que hasta eso nos quieren cambiar!

Dicen que los países tienen los gobiernos que merecen. De ser así, tenemos la suerte de tener un gobierno sordo, que aún no ha explicado dónde se metieron los miles de millones de pesos que debieron entrar a la Seguridad Social y fueron borrados por una orden que nadie sabe quién impartió, según arrojó una auditoría; deciden no explicar si hay claridad en los negocios con la empresa Sun Land cuyos beneficios son demasiado altos para sólo ser unos intermediarios; pese a que hay una ley que regula las compras del Estado se continúa con la mala práctica de comprar de grado a grado… y paro de contar.

En casi todos los departamentos del gobierno hay flagrantes actos de corrupción y el escandaloso manejo de los recursos de las Cámaras donde se legisla para beneficio de los congresistas, es sencillamente una vergüenza.

¿Y vamos a continuar viviendo de esa manera? ¿Acaso el pueblo dominicano ha sembrado sangre, sudor, lágrimas, soportado prisión política y exilios para que tres o cuatro jóvenes se burlen de las necesidades del pueblo y se enriquezcan con los dineros del erario?

Definitivamente, así no fue que hablamos.

Y a quien le pique, que se rasque, que más no puede hacer.

Siempre hay que tener pendiente que puerco no se rasca en javilla, campesino no coge sombra de guao y culebra no cae en lazo.

Felizmente, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

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