Cultivo étnico se expande por EEUU

<p>Cultivo étnico se expande por EEUU</p>

Por Janet Frankston Lorin 
New Brunswick, Nueva Jersey, (AP)- Hace más de 20 años, Formisano Farms, una pequeña empresa agrícola en el sur de Nueva Jersey, comenzó a cultivar productos muy codiciados por ciertos grupos étnicos. La empresa empezó sembrando cilantro, un ingrediente fundamental en la cocina de varios países, que ahora es exitoso también en el mercado general. Con el cilantro se fabrica la salsa mexicana, cuyas ventas han rebasado las del ketchup.

Esa hierba genera ahora un 10 por ciento de los ingresos de la empresa. El aumento de la población de inmigrantes está fomentando el cultivo de algunas hortalizas como el cilantro o el bok choi -una especie de acelga china-, dando a los agricultores nuevas y quizás más jugosas fuentes de ingresos, para sumar a los que generan los cultivos tradicionales de maíz, pimiento morrón o tomate.

Los agricultores enfrentan menos competencia en el nicho del mercado de los productos que cierto grupo étnico consumiría en su país de origen y que se producen ahora en Estados Unidos, en pequeñas cantidades.

“El cilantro es consumido hoy con mucha frecuencia en todos lados”, dice John Formisano, cuya familia ha cultivado esa hierba durante casi un siglo. “Cuando comenzamos, mucha gente no sabía qué era”.

En la variedad está el gusto

Hoy, el consumir no reconoce quizás la berenjena china, alargada y ovalada, o el ají dulce, un pimiento pequeño y colorido, dos vegetales muy utilizados en la cocina de los asiáticos y los hispanos. Pero los granjeros han reconocido las tendencias demográficas que muestran un cambio en la base de consumidores, dijo Bill Sciarappa, un agente de extensión agrícola graduado en la Universidad de Rutgers en entomología económica y manejo de plagas agrícolas.

“El nicho de hoy es el mercado principal de mañana”, afirmó.

Los agricultores amplían su línea de productos utilizando técnicas familiares de cultivo que se aplicaban antes al perejil a fin de sembrar cilantro. De igual forma, han ido de la berenjena italiana a la china o de los chícharos al frijol de soya verde, dijo Sciarappa, quien forma parte de un equipo de Rutgers que desarrolla un plan amplio de producción y comercialización de los llamados “vegetales étnicos”, a fin de ayudar a los agricultores en el este del país.

“Ver a los agricultores buscar el cilantro como alternativa al perejil me dio la idea hace 20 años”, relató. “Era el mismo patrón de cultivo, el mismo conocimiento de la siembra, los mismos procedimientos de cosecha, pero ganaban entonces el doble de dinero. Vemos que el ciclo se repite una y otra vez”.

Las opciones pueden ser incluso más rentables, dependiendo de las condiciones del mercado. Los agricultores venden la berenjena a un promedio de 10 dólares la caja, mientras que las variantes japonesas, chinas o indias pueden alcanzar los 30 dólares añadió el experto.

Los granjeros están recibiendo ayuda de expertos agrónomos de Rutgers. El plan consiste en trazar un plano para desarrollar un mercado en la costa oriental del país, incluyendo Connecticut, Nueva Jersey, Florida y Georgia, a fin de vincular a los productores con los mercados étnicos.

Los agricultores producirían hortalizas potencialmente más rentables, como el bok choi, los tomatillos y la calaica, que pueden producirse con éxito en sus propios mercados locales.  Los economistas miden cuidadosamente la demanda de modo que los agricultores no saturen el mercado, lo que ocasionaría que las cosechas perdieran su valor.

El estudio, financiado por el Departamento Federal de Agricultura, documenta la demanda del mercado en busca de oportunidades para que los productores de la costa oriental cultiven y comercialicen en cooperativa los vegetales étnicos, generando abasto para todo el año.

Ello daría a una granja pequeña de unas 12 hectáreas (30 acres) en Nueva Jersey —donde la tierra cultivable suele ser cara— una oportunidad de competir con las grandes empresas de California, el principal proveedor de hortalizas.

Mediante intérpretes, Rutgers ha efectuado encuestas en cuatro grandes grupos étnicos -asiático-indio, chino, mexicano y puertorriqueño- a fin de entender mejor el mercado, preguntar qué compran los consumidores, cuánto están dispuestos a pagar y cuál es la distancia máxima que recorrerían para conseguir un producto. Luego, los granjeros en Nueva Jersey, Florida y Massachusetts probarán si el clima es propicio para los cultivos, realizando siembras de prueba durante dos años.

Pero el cultivo de hortalizas étnicas no representa una garantía de utilidades cuantiosas, dijo Chuck Obern, cuya granja de 1,011 hectáreas (2,500 acres) en la Florida produce más de 50 tipos de legumbres étnicas. Obern prueba cultivos dentro del programa de Rutgers.

La rentabilidad depende de cuántas personas en el mundo cultivan ciertos productos para competir por un mercado muy limitado.

“La viabilidad se refiere absolutamente a la oferta y la demanda”, dijo Obern. “El riesgo es grande porque uno puede pasar muy rápidamente de una ganancia a una pérdida”.

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