Culto a la persona

Culto a la persona

Este concepto hace referencia a la adoración y adulación excesiva de un líder en el ejercicio de sus funciones, en donde se trata de idolatrar a la persona hasta el punto de convertirla en un dios, al cual hay que rendirle pleitesía y reverencia. En filosofía, se define como la ciega inclinación ante la autoridad de alguna persona, y la posterior conversión del nombre de esta personalidad en un fetiche.
El culto a la persona constituye una desventaja y una debilidad en la construcción del proyecto de una sociedad y de un gobierno que se encamine a una realización de quienes conforman una nación, debido a que en ese ejercicio desaparece el pluralismo competitivo y los dispositivos que se requieren para que el país avance.
Una sociedad que le rinde culto a la persona, es una sociedad a la que le hacen falta que sus instituciones funcionen. Una derivación de este modelo caudillista, lo constituye que el mismo se replica en todas sus estructuras de gobierno. En ese orden, el caudillo, gracias a su espectáculo personalista convierte cada alocución suya en un show mesiánico, donde, cada aparición del mesías-caudillo en la propaganda oficial lo acerca más al mito y lo aleja de la realidad. De igual, manera, sus peones, sus súbditos se levantan como pequeños dioses, haciendo que las instituciones sean cada vez más débiles y menos preparadas, debido al mal manejo de gestión cada vez más personalista.
Asimismo, se establece una relación proporcional entre este modelo de gestión y el debate de las ideas. En tanto más fuerte es la idolatría al líder/mesías/caudillo y a sus pequeños caudillos, mayor peligro hay de que se supriman las opiniones divergentes. Sin embargo, el camino a seguir, debe ser el no dejarse intimidar, ni resignarse al conformismo. Es indispensable, seguir utilizando las facultades críticas para hacer una valorización de la situación del país y siempre se debe cuestionar todo lo que le dicen y hacen los líderes.
La independencia del pensamiento es fundamental para crear un estado donde las opiniones contrarias tengan peso en el debate de determinados temas sensibles. No existen los líderes infalibles, y, por lo tanto, ningún líder debe ser seguido con una lealtad que anule el sentido crítico de la persona.
Desde una perspectiva cristiana, el culto a la persona, no puede ser posible. Dios exige adoración exclusiva y única. En el libro de Romanos cap. 12:1 nos dice que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. En este texto se define a quién debe darse culto, solo el único y verdadero Dios, convirtiéndose en idolatría todo culto que no va dirigido a él. El culto dado a Dios es enteramente racional, porque no hay nada más razonable que el que la criatura reconozca y adore al Creador.
Durante el primer siglo de la era cristiana, los cristianos tuvieron que enfrentar los cultos que se realizaban a los emperadores, en donde los Césares se deificaban y había que rendirle adoración y se proclamaban dioses, bajo el lema de¨César Kiryos¨, César es Señor. A lo que los cristianos respondieron esa línea imperial con la de Jesús Kyrios, Jesús es Dios, la no aceptación de ese decreto del imperio costo el martirio de miles de cristianos por no rendir culto de adoración al emperador, sino solo a JESUS.
Otra muestra histórica de una posición contraria a este flagelo, lo observamos en la época de la Reforma Protestante, encontramos que la misma se apoyó en uno de los pilares fundamentales en donde proclamaba: «A Dios, y sólo a Dios, sea toda la gloria». La Reforma fue un gran encuentro con Dios. Puso Dios en el centro de su vida y su pensar, y le daba toda la gloria a él. Rindamos culto a Dios y no a las personas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas