Las estadísticas no mienten. El 65% de los nuevos negocios, prácticamente dos de cada tres, cerrará sus puertas antes de cumplir su tercer año.
Si eres emprendedor o quieres serlo – debes estar consciente de esta realidad.
Es cierto que un buen modelo de negocios, especialmente si está bien implantado, aumentará las probabilidades de que tu emprendimiento sobreviva a la estadística.
Sin embargo, los riesgos que acompañan los negocios son tales que no hay fórmulas infalibles: puedes hacerlo todo bien y, aun así, no tener éxito.
¿Cómo lidiar con esta realidad? Exactamente igual que con los demás elementos de tu perfil de riesgo: conociendo, aceptando y gestionando el riesgo.
Lo primero es determinar si emprendes el negocio como una inversión dentro de tu portafolio o si será la fuente primaria de tus ingresos ordinarios.
La diferencia entre una cosa y otra es enorme.
En el primer caso, la clave será limitar tu exposición al riesgo del emprendimiento, de forma que si el proyecto de negocios o empresa colapsara contamine lo menos posible el resto de tu portafolio.
Si, en cambio, pretendes vivir del nuevo negocio, la clave será contar con reservas líquidas suficientes para hacer frente a las grandes fluctuaciones que pueden esperarse en el flujo de caja de un negocio que comienza. Idealmente, debes tener un colchón de efectivo para el negocio y otro para sostener tu comunidad.
Un consejo final: si no tienes estas reservas, constrúyelas primero y emprende después.
ZOOM
Emprender y mantenerse
Una de las cosas más difíciles de lograr es emprender un negocio y especialmente en sus primeros años cubrir el costo de una comunidad familiar a partir del flujo de caja que genera. Esta circunstancia debe evitarse. Si debe intentarse, será imperativo contar con liquidez suficiente para mantener a la comunidad a pesar de las fluctuaciones.