Se atribuye a Hegel haber pronunciado la célebre frase que reza: La historia se repite primero como tragedia y después, como comedia’.” Pero como en muchas otras cosas las y los dominicanos superamos el marco referencial de cualquier frese, postulado o axioma del pensador que fuese, en cuanto a procesos sociales se refiere.
La cultura política dominicana ha demostrado superioridad la a la frase citada dado que hemos visto como tragedia y comedia más de una vez a personajes y procesos funestos para el país. Procesos que al repasarlos por momentos causan nauseas y al verlo repetidos entonces provocan risa.
La República Dominicana tiene 174 años de vida republicana que han transcurrido entre anexiones, invasiones extranjeras que provocaron guerra de restauración 1863/1865, resistencia contra los yanquis 1916/1924 luego revuelta popular, segunda invasión yanqui que provoca guerra patria en el 1965. Entre una cosa y la otra hemos tenido unos 56 presidentes y 39 modificaciones constitucionales desde aquel febrero y noviembre de 1844. Todo lo anterior dice mucho de la inestabilidad, la improvisación y el infantilismo de nuestra vida política.
Nuestra historia ha estado matizada por el presidencialismo, el caudillismo y el bipartidismo. Desde su nacimiento la traición y los golpes de Estado registrados en los anales de la historia parecen pasajes de la Divina comedia, pues hasta nuestro padre fundador le toco vivir su infierno y morir desterrado. Dantesco episodio morir tuberculoso y solo en tierras lejanas después de sacrificarlo todo por crear un república libre.
Entre bolos y coludos, rojos y azules, blancos y rojos, morados y blanco, dictaduras y reelecciones, así cual si fuera el estribillo de una canción y en una sola línea se puede graficar entre quienes se ha jugado el poder desde la independencia hasta hoy. Desde Pedro santana a Danilo medina con honrosas excepciones la mas recalcitrante derecha ha dominado el escenario político en nuestro país a su antojo.
Pedro Santana, Báez y Lilís (rojos y azules), dominaron el escenario los primeros 56 años de la república, que eran los últimos del siglo XVIIII, este proceso termina junto con la dictadura de Lilís en 1899. Luego nos vimos entre bolos (Los Jimenistas) y coludos (Los Horacistas), que matizaron los primeros años del siglo XX Hasta la invasión yanqui del 1916/1924, luego nueva dictadura, y entre Trujillo y Balaguer vimos transcurrir más de 50 años de sangre.
Una y otra vez. Más de cien años perdió nuestro país entre unos y otros, entre dictaduras, guerras e invasiones, todo esto fruto de la ambición desmedida de quienes traicionaron a Duarte y luego sus herederos, gobiernos de ocho meses y gobiernos de 30 años desde 1844 hasta 1960. Esa es la tragedia.
Desde entonces hasta hoy siempre la derecha, siempre el bipartidismo, siempre el caudillismo, siempre la reelección con su respectiva modificación constitucional que una vez cada tanto es el tema de agenda nacional.
Hoy nos encontramos una vez más en medio de las guerrillas internas de los partidos en el poder cual si fueran los bolos y los coludos de hace 100 años, entre tendencias y corrientes partidarias, entre pseudo caudillos y reeleccionistas, entre primarias abiertas o cerradas. Frente a la posibilidad de una nueva reforma constitucional que patrocine otra reelección, así discurre la política ante a las cantinflescas acciones de una parte de la oposición política que tiende la alfombra al continuismo. Esta es la comedia.
Por un lado el PLD. Nos vemos ante la posibilidad de ver a un Danilo medina ser candidato a la presidencia por cuarta vez y tercera consecutiva, de ser así se sumaría su segunda modificación constitucional para tales fines. Un Leonel Fernández procurando también su cuarta postulación presidencial desde 1996 hasta la fecha, que de ganar seria también su cuarto periodo.
En la otra esquina el PRM. Un Hipólito Mejía que a sus 77 años de edad pretende también cual si fuera el número mágico su cuarta postulación presidencial y Luis Abinader que busca su segundo intento. Los demás son los demás
Hasta hoy así se ve el risible panorama político. Los mismos corriendo por el poder, solo es posible diferenciarlos por colores y tendencia pues a la larga nuestra república ha estado dominada por una sola clase política, una sola casta, un solo grupo que en algún punto se entrelazan, se cubren y se respaldan.
Es hora de cambiar el cuento, pues estamos en el momento de la comedia ya sabéis que la próxima ha de ser tragedia.