Cultura y comunicación

Cultura y comunicación

Es común escuchar la expresión “no tiene cultura” o “tiene poca cultura”, cuando la cultura no está ligada a la formación ni a la inteligencia. Todos somos entes culturales. Seres que desde la concepción adoptamos raíces de nuestra tierra. La cultura no revela clase social, es lo que somos como nación. Hay un espíritu vivo que palpita en la naturaleza de la historia de cada pueblo, que hace germinar los tesoros que sustentan el universo cultural de los países.

Según  la concepción de Juan Bosch, “la cultura significa la acumulación de todos los conocimientos y de todas las artes que la humanidad ha venido creando en su larga lucha por dominar la naturaleza que lo rodea, de la cual saca su sustento, su techo, lo que la viste y la cura, y en suma todo lo que ha necesitado para mantenerse con vida y en constante evolución”.

Partiendo de mi perspectiva personal sobre la transmisión cultural o enculturación, en el panorama dominicano somos víctimas, conscientes o inconscientes, de las subculturas, poco a poco perdemos nuestra identidad, el sentir patriótico, adoptando tradiciones de otros países, aplicándolas y transfiriéndolas a generaciones futuras.

Existen factores que influyen en el desarrollo de la oposición a la cultura dominante. El factor principal es la concesión del entorno familiar, la cultura que las y los responsables del hogar asuman para impregnar a hijos e hijas. Un componente significativo es la formación en los centros de estudios, la garantía de que se cultiven los valores propios de nuestra patria, la identificación de los símbolos que componen la herencia de aquellos que han combatido para que hoy seamos un estado libre.

Cuando un acontecimiento o práctica inmutable causa un impacto en el entorno social refleja la acumulación cultural de los hombres y las mujeres a través del tiempo. La cultura no es estática, se desarrolla con la comunicación. Existe una comunión, una íntima relación entre estos términos intangibles, que construyen y transmiten la identidad de las personas. Diría que no puede existir la cultura sin la comunicación, lo mismo que comunicación sin cultura.

La internet ha causado una evolución cultural en todos los aspectos de crecimiento social. Tanto, que existen personas que no solo lo consumen como forma de vida alternativa, sino que sustentan su condición humana a la virtual. A lo mejor la sociedad no está preparada para tal revolución, para el consumo de tanta información inmediata.  Lo importante ahora es percibir la internet como producción cultural, como diría Manuel Castells “no como tecnología”.

Todo tipo de cultura, social o empresarial, enriquece. No puede haber resistencia en la constitución de grupos étnicos, en establecer nuevos procesos culturales, son comportamientos involuntarios, producto de las formas de vida, de las necesidades que naturalmente el hombre y la mujer conciben diariamente.

La cultura existe sin Clifford Geertz, que desde el punto de vista antropológico sugiere comprender la noción de cultura a partir de un concepto semiótico, sin Umberto Eco, que plantea que el estudio de la cultura debe realizarse a partir de aplicaciones semióticas específicas, también sin Iuri Lotman que propone comprender a la cultura como memoria e inteligencia colectiva con la comunicación y su carácter de sistema como características fundamentales. Aportes esenciales para crear conceptos formales sobre la cultura, pero que no la construyen. La cultura es la conciencia humana que duerme en cada patria, vive, resucita, se esconde y a veces muere.

Comuníquese con la autora: ladyllbalbi@hotmail.com

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