Cultura y literatura light

Cultura y literatura light

DIÓGENES CÉSPEDES
Antes de la caída real y simbólica del muro de Berlín, las sociedades occidentales y orientales estaban atrapadas en una lucha plural entre ideologías capitalista, socialista, tercermundista y, desde el punto de vista moral y ético, cultural e intelectual, la vida de los sujetos estaba centrada en valores, aunque políticamente la herencia de la guerra fría había impuesto el mito de lo bipolar.

Sin embargo, a partir de ese 1989 que marca el derrumbe de los países socialistas con la Unión Soviética a la cabeza, el sistema político que prevaleció fue el capitalista, convirtiéndose entonces en un modelo unipolar, aunque culturalmente, y sobre todo en las creencias religiosas, las luchas seguían siendo plurales, como lo demuestra el resurgimiento del Islam, el cual implica unaunidad indisoluble entre religión, política y economía. Se observa también, aunque en menor escala, un resurgimiento de creencias religiosas orientales y su difusión en Occidente: budismo, hinduismo, zen, tao o diferentes escuelas derivadas de estas prácticas.

Para el caso de Occidente, los Estados Unidos y sus socios capitalistas ganaron la guerra fría, tanto en el plano económico y político como en el cultural. No es de extrañar que si al liberalismo del siglo XIX correspondió, en el plano del arte y la literatura, una concepción moralista victoriana, hoy, a esa libre circulación de mercancías correspondan en el plano político el neoliberalismo y la democracia tutelada a escala planetaria por los Estados Unidos, pero que también le vaya aneja, en el ámbito social, una concepción del arte y la literatura frívolos, o light como se la designa en inglés.

En el plano político, social y económico, el siquiatra español Enrique Rojas describe el mundo donde vivimos hoy después de la caída del socialismo totalitario: “Desde hace ya unos años me preocupan los derroteros por los que se dirige la sociedad opulenta del bienestar en Occidente, y también porque su influencia en el resto de los continentes abre camino, crea opinión y propone argumentos.

Es una sociedad, en cierta medida, que está enferma, de la cual emerge el hombre light, un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad- relatividad. Todos ellos en hebrados por el materialismo. Un individuo así se parece mucho a los denominados productos light de nuestros días: comidas sin calorías y sin grasas, cerveza sin alcohol, azúcar sin glucosa, tabaco sin nicotina, Coca-Cola sin cafeína y sin azúcar, mantequilla sin grasa… y un hombre sin sustancia, sin contenido, entregado al dinero, al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones.

”A este “diagnóstico” sólo le falta incluir a la mujercomo sujeto y discutir la vieja metáfora organicista de la sociedad enferma, la cual ha atravesado, como tópico irreducible, no pocos siglos.

Es una operación paralógica: si la sociedad está enferma, los hombres y las mujeres que la componen también están enfermos.

Aunque dicha metáfora carece de poder de conocimiento en el plano social y político, tiene su pertinencia en el plano de la ciencia médica.

La descripción que hace Rojas para el plano socio-político puede que tenga su pertinencia, pero en el ámbito del arte y la literatura, los términos que definen al sujeto light poseen su propia especificidad, siempre que los rija el concepto de ritmo como valor de la obra literaria y el de significación para el arte. ¿Cómo han pasado, desde la vida social, al plano del arte y la literatura el sujeto light y sus rasgos pertinentes descritos por Rojas? Creo que a través de una operación mimética.

De ahí la imposibilidad de creación de obras de valor para el caso de la literatura, ámbito al cual me limito. Rojas define así al sujeto light: “El hombre light carece de referentes, tiene un gran vacío moral y no esfeliz, aun teniendo materialmente casi todo.

Esto es lo grave.” (HL, 11-12.) La estrategia del autor se orienta, apartir de esta última definición, a “hacer sugerencias decómo escapar y salirse de ese camino errado que tiene un final triste y pesimista.” (Ibíd) El siquiatra Rojas opera como moralista.

 La poética que practico concibe la obra literaria como ritmo que orienta el sentido en contra de las ideologías de época y no puede, por lo tanto, acompañar ni hacerse solidaria de este moralismo. La razón es evidente: la moral, la ética, así como los discursos científicos o no, son ideologías.

Eso no significa que en plano social o político no se esté de acuerdo con preceptos morales o éticos, pero en la práctica literaria se trata de otro asunto distinto. Pongamos un ejemplo sencillo: las obras de caballería y La Celestina, así como cuales quiera libros que respondieran a la etiqueta de “mentirosas historias” fueron prohibidos en España y sus territorios de ultramar en 1506, 1531 y 1543, respectivamente, por inmorales y lascivos, y aunque la prohibición tuvo poco éxito según Irving Leonard, la Inquisición no dejó de perseguir, acopiar y quemar tales libros cuando caían en sus manos. Sin embargo, lo que para Rojas es una ideología moral, para el escritor es una obligación el transformar, en su obra, las ideologías de su época, gracias al trabajo del ritmo.

Ese cambio rítmico es el vaso comunicante con las pretensiones morales del siquiatra, pero en la escritura artística el trabajo del ritmo no se confunde con la moral: “Frente a la cultura del instante está la solidez de un pensamiento humanista; frente a la ausencia de vínculos, el compromiso con los ideales.

Es necesario superar el pensamiento débil con argumentos e ilusiones lo suficientemente atractivos para el hombre como para que eleven su dignidad y sus pretensiones.

Se atraviesa así elitinerario que va de la inutilidad de la existencia a la búsqueda de un sentido a través de la coherencia y del compromiso con los demás, escapando así de la grave sentencia de Thomas Hobbes: ‘El hombre es un lobo para el hombre.” (Ibíd.) De modo, pues, que a no dudarlo, ha sido a través de la noción del personaje y sus rasgos sicológicos por donde se ha colado a la literatura la ideología de la socieda dlight o frívola.

Como práctica artística, al ser mimesis de lo real, no ha podido cristalizar en creación literaria.

El perfil sicológico de este sujeto light es el que, definido por Rojas, ha pasado, un poco menos o un poco más, a la narrativa de habla española, y muy concretamente a la literatura dominicana, algunas de cuya muestras analizarébrevemente. ¿Por qué ha sido difícil el paso de lo light aldiscurso poético? Más adelante trataré de esbozar un ahipótesis. diogenes.

cespedes@gmail.com

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