CULTURA
Distintas lenguas y
un lenguaje común

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MARIVELL CONTRERAS
En el Pabellón del Caribe  de la XI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, la crítica y activista Delia Blanco nos presentó a un grupo de escritores invitados a este evento y participantes exclusivos del proyecto “Caribe en Creación” bajo su dirección.

Ahí entre muchos otros escritores, la mayoría caribeños residentes en Europa, Estados Unidos o Cánada, conocimos a Louis-Philippe Dalembert, escritor haitiano residente en Italia, quien fuera noticia este año  porque se convirtió en el ganador del prestigioso premio Casa de las Américas con la novela «Les dieux voyagent la nuit (Los ojos de Dios viajan de noche)» en la categoría de literatura caribeña.

Con la curiosidad que nos produjo la noticia y la alegría de encontrarlo en nuestro país, inmediatamente establecimos una conversación con Louis- Philippe, en un perfecto español, ya que él habla este idioma con la misma fluidez que el francés, el italiano, el inglés y el creole.

Dalembert nació en el 1962 en Puerto Príncipe, donde se formó y donde publicó su primer libro de poesía en el 1982 (Evangile pour les miens), en el 1986 emigró a París donde estudió literatura en la Sorbona, graduándose con una tesis doctoral sobre el escritor cubano Alejo Carpentier.

El gran viajero, como es conocido el poeta y novelista, además ha vivido en Israel (Jerusalem) y se ha movido por muchos otros países, nos dice que en el lugar del mundo donde se siente más feliz es en el Caribe.

Luego de contarnos su visita al restaurant El Conuco, donde comió arroz, habichuelas y carne sostiene que “me siento en casa en cualquier lugar del Caribe”.

DISTINTAS LENGUAS: UNA FORMA.

Los trabajos literarios de Louis Philippe Dalembert han sido traducidos al alemán, al griego, al español y al italiano, todos del francés, lengua en la cual escribe.  Cuenta que por primera vez escribió una novela “en criollo –creole”.

“Un día cualquiera perdió la cabeza”, es el título de la misma y después del intento de buscarle la lógica en español a lo que escribió en creole, sonríe y afirma que “no es fácil”.

Entrando ya al terreno del idioma, que es el gran handicap comunicacional entre las distintas islas de este Caribe que tiene tres apellidos: español, francés e inglés, expresa que “no tenemos la misma lengua, pero tenemos el mismo lenguaje”.

Valora este encuentro cultural caribeño porque entiende que es importante para las relaciones de los escritores del Caribe, “somos islas diferentes, pero tenemos tanto en común”.

Dice que por encima de los problemas políticos, económicos, sociales y raciales lo que debe interesarnos es precisamente lo que tenemos en común “que es mucho más que lo que podemos tener en común con cualquier otra parte del mundo”.

LA LITERATURA: UNION POSIBLE.

Cuando le preguntamos sobre el papel de la literatura en este reconocimiento mutuo respondió “importantísimo” y a pesar del superlativo agregó que “la palabra no es bastante fuerte para decirlo”.

Entiende que aunque el primero de los lenguajes que tenemos en común es “el lenguaje de la música”, el otro es el literario ya que su conciencia caribeña está ligada a cómo lo asumieron y lo escribieron autores como el recién desaparecido poeta martiniqueño Aimee Cesaire, el cubano Nicolás Guillén y el nóbel Derek Walcot.

En cuanto a los dominicanos mencionó el gran impacto que tuvo en él “Hay un país en el mundo” y “Si alguien quiere saber cuál es mi patria”, de don Pedro Mir, a quien tuvo la oportunidad de conocer personalmente y el que define como “un encuentro fundamental”, con Julia Álvarez.

“La literatura puede hacer mucho para profundizar en el conocimiento del otro. Me siento dominicano, haitiano, puertorriqueño, cubano… Mi conciencia se ha hecho a través de su literatura.  Es a través de ellos que me he dado cuenta de que no estoy solo en este mar.  Yo soy parte de estas islas y estas islas forman parte de mí”, afirma.

El ideal sería, explica, que pudiéramos traducir las obras de cada país –la que circula- en cada otro, con la seguridad de que con eso bastaría para conocernos y reconocernos.

“Me reconozco a través de cualquier caribeño –blanco, negro, mestizo-. Siento que estoy con alguien que forma parte de mí.  Me toca la identidad profunda”, asegura.

Sostiene que cuando ha ido a África le han preguntado si se siente en casa, pero que realmente no se siente ni africano ni europeo.

DOMINICANOS Y HAITIANOS: DESCONOCIDOS

“Hay cosas que los haitianos no conocen de los dominicanos y cosas que los dominicanos no conocen de los haitianos.  Somos países que no podemos vivir el uno sin el otro”, expresa.

Recuerda a la poeta puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió quien hablando de Cuba y Puerto Rico la describía “De un pájaro las dos alas/ reciben flores y balas/ Sobre el mismo corazón…” e hizo un símil con nuestra condición.

Dice que nosotros no podemos hacer otra cosa que intentar conocernos, porque “es más fácil dividirnos si no nos conocemos”.

Entiende que la situación entre República Dominicana es “más que difícil, complicada” y vuelve a afirmar que el hecho de que nos conozcamos hace que “veamos en el otro, un enemigo”.

Sostiene que hay personas tanto de aquí como de allá interesadas en la incomprensión y la incomunicación  y que más allá de culpar a otras naciones –como los Estados Unidos-, hay que buscar en nosotros mismos el problema.

En el caso de su país Philippe entiende que Haití debe mejorar su situación económica para mejorar sus relaciones con la República Dominicana “el capital como sistema necesita siempre trabajadores a bajo costo.  Esto siempre pasa cuando hay país con capital y otro que necesita, y los haitianos no crean trabajo en su país”.

Vuelve al principio y a modo de sentencia afirma que “la responsabilidad es nuestra antes que de ningún otro país”.

Él, como la mayoría de los escritores que se encontraron en esta feria del libro dedicada a los Estados del Caribe, no vive en su tierra.Muchos empujados por situaciones políticas y la mayoría  por razones económicas o intelectuales. ¿Qqué podemos hacer”, se pregunta él mismo 

En síntesis

Un Caribe adelantado

Louis Philippe afirmó que ni los escritores haitianos ni la mayoría de los que conforman la diáspora de sus distintos países pierden su relación íntima con su país. A su juicio, los países caribeños son mestizos en lo cultural, creándose una identidad. “El Caribe se ha adelantado a lo que será el mundo del mañana.”

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