Culturas superpuestas

Culturas superpuestas

Las personas que visitan la basílica y convento de San Francisco, en Lima, quedan asombrados al conocer este monumento colonial del Perú. No sólo por los retablos y obras de arte que contiene el templo; o por las particularidades arquitectónicas de la edificación; también por la cripta-osario que está debajo de la iglesia. Hubo un tiempo en que la capital del virreinato del Perú no tenía cementerio público. Las personas importantes que fallecían las llevaban a esa cripta-osario, que llamaban “catacumba”, donde permanecían en una especie de “pudridero”. Los huesos pelados los distribuían después en diversos pozos o recipientes.

Hay “pozos” con cráneos; otros están llenos de fémures y tibias; los hay únicamente para vertebras. Los huesos están “repartidos”, como si se tratara de una tienda “por departamentos”. Los cadáveres de la gente pobre del pueblo eran “echados en el monte”. Las alimañas facilitaban su reintegración a la naturaleza. El turista que llega al Cuzco encuentra otra clase de construcciones: la fortaleza, circular y “dentada” de Sacsayhuamán, de enormes bloques pétreos, algunos de ellos perforados con alguna técnica aún desconocida por los arqueólogos; el “Cori-cancha”, templo del sol o jardín del oro. Además, también podrá ver iglesias cristianas, en cuyas bóvedas pintaron frescos muchos artistas indígenas.
Muestras admirables de la cultura precolombina están presentes en todas partes. No hay que decir que los peruanos han desarrollado una cocina maravillosa que beneficia, tanto de las tradiciones quéchuas como de contribuciones de los conquistadores españoles. Los huesos maltrechos de Pizarro se encuentran en la catedral de Lima; en cambio, la tumba del inca Garsilaso está en la mezquita de Córdoba, en España. Es un curioso “intercambio de cadáveres”.
El palacio de gobierno de los peruanos se llama Casa de Pizarro. Tres de los últimos presidentes del Perú ilustran los “accidentes” de su historia cultural: Ollanta Humala fue un presidente indígena; su padre, sostenía una “ideología indigenista”; Alberto Fujimori, japonés, ex-presidente del Perú, tiene una hija, Keiko Fujimori, quien acaba de perder las elecciones por estrecho margen. El nuevo Presidente, Pablo Kuczynki, es un polaco-alemán, de origen judío; ninguno de los tres tienen nada en común, salvo la ciudadanía. Sin embargo, todos han sido elegidos en comicios democráticos.

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