Cumbre de diciembre,  posibilidad para la renovación del   liderazgo

Cumbre de diciembre,  posibilidad para la renovación del   liderazgo

Con la autoridad de ser una expresión indiscutible de unidad, el Frente Amplio y su candidato  el  Dr. Julián Serulle,  han propuesto una Cumbre de candidatos alternativos en el interés de lograr un acuerdo de candidatura, programa de gobierno y línea de campaña electoral únicos, hacia las elecciones del 20 de mayo del año próximo.

El Partido Comunista del Trabajo- PCT- y el Movimiento Independencia Unidad y Cambio- MIUCA-  comparten esa iniciativa y valoran que en ese mismo interés se inscriben los esfuerzos que otros candidatos y agrupaciones han venido promoviendo.

Con o sin disponer de un registro electoral, o de una candidatura propia, el MIUCA-PCT siempre ha postulado la idea de que en el interés de recuperar y unir las reservas patrióticas y progresistas de la nación para un cambio de rumbo en el país, “es de vital importancia que las distintas organizaciones de ese litoral se asuman como Polos de un mismo movimiento y  procuren  maneras para interactuar en un mismo sentido, independientemente de que mantengan sus particularidades”.

Durante más de 20 años nuestra prédica y práctica ha sido que una mancomunidad de diversidades políticas  unidas en programa, discurso, objetivos y reglas democráticas comúnmente acordadas,  es la posibilidad  de darle al pueblo la fuerza política con la cual disputar el poder a los tres partidos que han dominado la vida nacional desde la caída de Trujillo.

Provenga de donde provenga, y cuales sean las circunstancias y motivos que muchos y muchas tengan para promoverla ahora, esa sigue siendo una política correcta sobre la que se debe poner el acento principal, sin hacer ningún caso de las pequeñeces humanas y políticas en las que suele encubrirse el sectarismo en el singular movimiento progresista y de izquierda dominicano.  

Cuando se revisa la historia electoral desde 1962, nos encontramos de manera incontestable con el predominio de las mismas fuerzas sociales; añejas unas, recicladas otras, y con los mismos temas de campaña.

La rebaja del precio del arroz, los plátanos y las habichuelas, atraviesa  inalterable las propuestas  electorales de las fuerzas políticas que han controlado el Estado en los últimos 50 años. Porque a pesar de los 50 años de crecimiento económico que ha tenido el país, el pueblo sigue pendiente de resolver esas necesidades primarias; mientras ideales como la perfección de la democracia, la promoción de la cultura y la riqueza espiritual en general, entre otros temas propios del desarrollo y el progreso de la humanidad, siguen siendo temas ajenos en la campaña o aparecen de relleno en los discursos.

El nuestro es, quizás o sin quizás, el pueblo de América que más ha luchado por la libertad y la justicia social, y es al mismo tiempo al que más difícil se le ha hecho romper la trampa económica y saltar el cerco político que le han impuesto los poderes extranjeros en inteligencia con la oligarquía local.

Salir de esta realidad; renovar el liderazgo político y las maneras de hacer política en el país, es una tarea principal. No hay que ser muy inteligente para entenderlo.  Hay que crear un nuevo contexto, una situación política más laxa, de más determinación del pueblo en los asuntos públicos,  para continuar avanzando a cambios más pronunciados. 

En este contexto, los nuevos líderes políticos y sociales podrán crecer y ser presidentes de la República, de la Asamblea Nacional y de los Ayuntamientos; o como el profesor Bosch, ser poder, figuras de primer orden, sin ocupar cargos en el Estado.  Mientras no se genere esta situación, seguirán siendo aspirantes sempiternos; y algunos como ya los vemos, se refugiarán en la trinchera del diletante, o en la palabra tremenda, uno y otro inversamente proporcionales a la capacidad de determinar derroteros políticos reales.

La Cumbre para el 10 de diciembre ofrece la posibilidad de presentar la perspectiva de ese nuevo contexto, poniendo en relieve el  liderazgo y cultura política nuevos.  Aquí, ningún Yo tiene que renunciar de antemano a su Yo; solo tiene que a través de un recurso democrático, igual para todos los concernidos, asumir al otro Yo y sus circunstancias.

Somos optimistas sobre esta posibilidad, a pesar de que hay lugar para las aprehensiones.

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