LOS CABOS, México, AFP. Los líderes del G20 se disponían hoy a cerrar su cumbre en Los Cabos (México) con un compromiso para impulsar políticas de crecimiento y un llamado a apoyar al euro, aunque con la exigencia a los europeos de que definan soluciones colectivas concretas a la crisis.

Los países emergentes dieron un paso adelante y aportaron más capital para reforzar el cortafuegos anticrisis que construye el Fondo Monetario Internacional (FMI), que a partir de ahora contará con 456.000 millones de dólares en capacidad de préstamo para naciones en problemas.  

La séptima cumbre del G20 llegó en medio de una crisis feroz y compleja en Europa, en la que el propio futuro de la moneda única está en cuestión ante las profundas divisiones entre sus Estados miembros.  

Esa inestabilidad no se resolvió a pesar de los resultados del domingo de las elecciones griegas, que dieron la victoria a los proeuropeos. Los líderes del G20 mantuvieron una larga cena de trabajo el lunes, en la que el tono fue abierto, reconoció la líder alemana, Angela Merkel.  

El diálogo fue «muy franco y directo sobre los problemas de todos los países», dijo Merkel este martes a periodistas. «Esta larga discusión ha sido un progreso en el sentido de que nos permite individualmente ver cómo somos percibidos en el resto de Europa y del mundo», reconoció por su parte el primer ministro italiano, Mario Monti.

De su lado, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo en rueda de prensa antes de dejar Los Cabos que percibió «un consenso (en el G20) de que no alcanza solo con políticas de austeridad», sino que se necesita «estímulo fiscal a la inversión», indicó.

Hay «un clima de preocupación y cooperación» entre las naciones desarrolladas y emergentes ante la crisis que golpea a Europa, añadió.

El choque de posturas en Europa entre Alemania, que pregona políticas de austeridad y recorte del gasto como antídoto contra la crisis, y naciones como Francia que son partidarias de una cierta expansión del gasto público como forma de impulsar el crecimiento, fue uno de los temas centrales de los debates.  

Según el borrador de la declaración final, el G20, que agrupa al 90% del PIB del planeta, «se compromete a adoptar las medidas necesarias para reforzar el crecimiento mundial y restaurar la confianza».  

«En caso de que la situación económica se deteriorara aún más, los países que disponen de suficiente margen de maniobra fiscal están dispuestos a coordinar y aplicar las medidas presupuestaria apropiadas para apoyar la demanda interior», añadió el borrador, en referencia a países como Alemania.  

«Actuaremos conjuntamente para reforzar la recuperación y responder a las tensiones en los mercados financieros», indica el texto. Los miembros del Eurogrupo en el G20 se comprometieron a tomar «todas las medidas necesarias para salvaguardar la integridad y la estabilidad» de la zona euro.

«Insisto en el hecho de que necesitamos más Europa y una cooperación más profunda», declaró Merkel. «Los mercados esperan que cooperemos más estrechamente», añadió.  

Europa «debe contar con su propia respuesta» a la crisis, declaró el presidente francés, François Hollande. Los líderes de G20 insistieron igualmente en que Grecia debe quedarse en el euro, aunque matizaron que su gobierno deberá llegar a acuerdos con sus socios para que puedan seguir recibiendo ayuda.  

Estados Unidos, alarmado ante la dimensión de la crisis europea, pidió al Eurogrupo y al FMI que den más tiempo a Atenas. «Hay mucho espacio para las dos partes, para sentarse de nuevo» y discutir un nuevo acuerdo que de más tiempo a Grecia para asumir sus obligaciones, estimó la subsecretaria del Tesoro, Lael Brainard.

El texto señala un punto de coincidencia entre los europeos, sobre la búsqueda de acuerdos para una unión bancaria en la zona euro, en momentos en que la salud de los bancos de Europa preocupa al resto del mundo tanto como sus finanzas públicas.

«Apoyamos la intención de examinar medidas concretas en vista a una arquitectura financiera más integrada, que incluya la supervisión, la reestructuración y la recapitalización bancarias, así como el aseguramiento de los depósitos», indicaron.

España logró que el comunicado incluyera una felicitación específica a sus esfuerzos para sanear el sector bancario, pero en los mercados la deuda soberana seguía marcando tasas de rendimiento altas, en torno al 7%.