Cumbre refleja encono países

Cumbre refleja encono países

MONTERREY, México (AFP).- La Cumbre de las Américas se inicia el lunes en presencia de 34 jefes de Estado o Gobierno en Monterrey (México), donde el sábado las delegaciones aceleraban gestiones para limar desacuerdos persistentes entre Estados Unidos y América Latina en torno al ALCA y la lucha contra la corrupción.

Los roces persisten además en el plano bilateral entre Estados Unidos por un lado y Brasil, Venezuela y Argentina por otro. Además, un contencioso que sigue tomando importancia es el de Bolivia y Chile por la salida al mar del primero.

Las imponentes medidas de seguridad en la industrial Monterrey (950 km al norte de la capital), con vallas antimotines y miles de policías resguardando la sede de la cumbre, añadieron tensión al ambiente previo, como ya viene siendo costumbre en las grandes citas internacionales.

El presidente estadounidense George W. Bush Bush acudirá a la cita con dos grandes temas: el éxito del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyo arranque está previsto para 2005, y la lucha contra la corrupción.

Según Washington, ambos proyectos pueden ayudar a sacar de la pobreza a más de 220 millones de latinoamericanos, uno de los objetivos que proclamará la Cumbre.

Pero la administración republicana insiste en marcar plazos para temas como la lucha contra la corrupción o las medidas antiterroristas, así como en la agenda social, señalan fuentes diplomáticas, lo que está retrasando la versión definitiva de la declaración final.

Los progresos en torno al texto son «lentos pero seguros», según una fuente de la Organización de Estados Americanos (OEA) consultada el sábado por la AFP. Las posiciones empiezan a flexibilizarse, aseguró.

Uno de los puntos que ya tiene consenso es la petición al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de que triplique su ayuda a pequeñas y medianas empresas, algo a lo que respondió positivamente su titular, Enrique Iglesias, este sábado.

Pero las polémicas bilaterales a lo largo de los últimos días no facilitan la tarea.

«No puedo entender por qué alguien que cree en la democracia querría tener algo que ver con Fidel Castro», declaró la consejera de Seguridad Nacional estadounidense Condolezza Rice el viernes en Washington, en referencia a Venezuela y su presidente Hugo Chávez.

Rice es una «verdadera analfabeta» que debe aprender «a respetar la dignidad de los pueblos», replicó Chávez este sábado.

Brasil y Venezuela se oponen en Monterrey a una mención demasiado enérgica a favor del ALCA, argumentando que la cumbre no ha sido convocada para eso sino para hablar de crecimiento con equidad, de desarrollo social y de gobernabilidad democrática.

«Ese foro no es ni será adecuado para discutir ese asunto (el ALCA)», señaló un alto consejero del presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva. Mientras, el secretario de Estado estadounidense Colin Powell reiteraba exactamente lo contrario.

Lula tiene previsto reunirse con Bush en la mañana del lunes, sin que se haya apagado tampoco la polémica entre sus países por los controles a ciudadanos brasileños que llegan a Estados Unidos y estadounidenses que llegan a Brasil.

Lula tiene previsto después un almuerzo con Chávez, y este posiblemente con el presidente argentino Néstor Kirchner.

Al mismo tiempo, numerosos presidentes de la región llaman a la puerta de Bush, que llega a México orgulloso y con un plan migratorio debajo del brazo.

El primero que aceptará gustoso sus explicaciones es su anfitrión Vicente Fox, con el que parece haberse reconciliado definitivamente.

Pero por otro lado Bush deberá enfrentarse a las demandas de Kirchner, que viene dispuesto -dijo- a «noquear» dialécticamente a su «rival» tras otro rifirrafe entre ambos países.

Argentina obtuvo el viernes una señal positiva del FMI, que concluyó positivamente otra etapa de la revisión de sus metas, pero sigue luchando para desquitarse de la mayor parte de su deuda externa.

Por su parte, los países andinos -considerados la subregión más inestable de América Latina- llegan a Monterrey con la esperanza de lograr recursos para combatir la pobreza como forma de evitar el deterioro de la gobernabilidad.

La escena es particularmente frágil en Bolivia tras la rebelión popular que derribó al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003. El actual presidente Carlos Mesa afronta una fuerte presión social de cara al decisivo referéndum de marzo sobre el destino del gas boliviano.

Estados Unidos adelantó que le preocupa la inestabilidad en Bolivia, y Mesa parece dispuesto a capitalizar la atención internacional poniendo sobre la mesa de la cumbre el viejo reclamo del acceso al mar para su país, iniciativa que Chile intenta bloquear.

Por otra parte, los altermundialistas también quieren estar presentes, con concentraciones que se inician el domingo, en vísperas de la reunión, aunque el gobernador del estado, Natividad González, aseguró que la cita se celebrará en paz.

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