CARACAS (AFP).- El aplazamiento sine die de la cumbre de los presidentes Hugo Chávez y Alvaro Uribe, dejó peligrosamente en suspenso la conclusión formal de la peor crisis diplomática surgida en dos décadas entre ambos países.
Por segundo día consecutivo, este viernes se pospuso la cumbre presidencial que se realizaría en Caracas, esta vez sin nueva fecha prevista, por la laberintitis que afecta al mandatario colombiano, quien debe mantener reposo total por cuatro días, informó un comunicado oficial en Colombia.
«Es seguro que el presidente Uribe no podrá venir en esta ocasión pero los dos cancilleres ya están en conversaciones para decidir la fecha más propicia y más clara para los dos países», dijo en Caracas el embajador de Bogotá Enrique Vargas.
Vargas indicó que el jueves presentó sus credenciales al jefe de Estado venezolano, de quien dijo tiene «una gran disposición para conversar con el señor Uribe».
El jueves, al anunciarse la indisposición de salud de Uribe, se pautó la reunión para el viernes, pero al conocerse la real magnitud de la enfermedad del mandatario, quedó pospuesta hasta nuevo aviso.
La canciller colombiana Carolina Barco auguró que la cumbre tendrá lugar «tan pronto» lo permitan el estado de salud de Uribe y «la agenda del Presidente Chávez».
El mandatario venezolano en agenda tiene la visita del 14 al 15 de febrero de su homólogo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y del 16 al 17 de febrero la cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), a la que eventualmente podría viajar, toda vez que Venezuela es miembro observador del bloque caribeño.
En suspenso quedaron todavía los más afectados por la crisis colombo-venezolana: poblados fronterizos colombianos que acusan la falta de electricidad, combustible y alimentos, surtidos tradicionalmente desde Venezuela, pero cuyo comercio se paralizó por el impasse.
La detención el 13 de diciembre del miembro de las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Granda, según Colombia en su territorio, pero según Venezuela en Caracas a través de funcionarios sobornados por Bogotá, provocó la grave crisis.
A pesar de que el 28 de enero ambos gobiernos emitieron sendos comunicados en los que afirmaban que la crisis terminaba, el presidente Chávez afirmó días después que la página quedaría definitivamente pasada tras la cumbre presidencial en Caracas.
Sea cuando fuere, esta cuarta cumbre entre los dos presidentes, sin duda la más polémica de todas, tendrá como tema obligatorio la lucha antiterrorista, con importantes diferencias de enfoque entre Bogotá y Caracas.
El vicepresidente José Vicente Rangel aseguró tajantemente en declaraciones a la BBC que «Venezuela no es santuario de terroristas, el verdadero santuario del terrorismo en la región es Colombia donde están los narcotraficantes, están los paramilitares, la guerrilla».
De igual forma se había expresado Chávez durante la crisis, cuando afirmó que en territorio venezolano no operan los grupos rebeldes colombianos, a pesar de que Bogotá envió a Caracas una lista con guerrilleros que supuestamente ingresaban a Venezuela. Pero Rangel desestimó esa lista. «Pudiéramos calificarla de una lista virtual porque fue examinada rigurosamente por la autoridad venezolana y determinamos que ninguna de esas personas están en Venezuela, como tampoco existen los campamentos de la guerrilla que el gobierno colombiano señalaba».
El mandatario colombiano por su parte dijo días atrás tener la «ilusión de que, con cooperación venezolana -como la de todos los países hermanos- podremos avanzar mas rápidamente en la derrota del terrorismo».