Cumbre y concertación reformista

Cumbre y concertación reformista

Como aquel bolero sobre el mar y el cielo, en el país se están escenificando dos procesos importantes para la estabilidad democrática: La Cumbre y la reunificación reformista; procesos, si bien paralelos, son susceptibles de aproximarlos en sus diferencias y similitudes.

Ambos procesos lucen amenazados de empantanarse por el carácter declaratorio que domina su desenvolvimiento y por falta de propósitos estimuladores de resultados. La Cumbre  tropieza con obstáculos derivados de la metodología adoptada y plazos innecesariamente conminatorios para el conocimiento de una avalancha de iniciativas e intenciones que se confunden con propuestas sin que se procesen interrelacionadamente hasta conformar una agenda. El exceso de propósitos ha producido desborde y ha llevado al gobierno a supeditar todo lo que implique modificaciones de ingresos y de gastos, lo cual  agrega un nuevo balde agua fría a la falta de credibilidad que la rodea, especialmente en lo que respecta  al accionar inmediato para encarar los efectos nacionales de la crisis internacional.

La reunificación reformista por su parte, también se está quedando en el plano de las declaratorias mientras afloran voces y acciones, tanto dentro de la institucionalidad como en la diáspora, que pueden malograr lo que hasta ahora luce carente de propósitos que inspiren actuaciones efectivas.

Unos han manifestado reservas con la abrupta e incondicional readmisión violentando disposiciones estatutarias, otros reclaman procedimientos y mecanismos precisos más allá de las intenciones manifestadas en encuentros sociales, algunos temen la incursión gubernamental para fines ulteriores y no han faltado quienes expresan desinterés de incorporarse a la reunificación, ignorando la admonición de su mentor relativa a que “la democracia dominicana es mejor con un PRSC fuerte”.

Mientras el exceso de propósitos a dilucidarse en poco tiempo entorpece la Cumbre, la falta de propósitos con su consecuente proceder obstaculiza la reunificación del PRSC.

Pero en la distancia y espacio políticos ambos procesos puede encontrarse en vista que el PRSC está participando en la Cumbre junto a reformistas que ocupan posiciones gubernamentales; los cuales pueden contribuir, por el bien de nuestra democracia, a reanimar ambos procesos.

Inicialmente los reformistas de ambos litorales podrían evitar el desborde de iniciativas y declaratorias de la Cumbre y coadyuvar a conformar una agenda seria de propuestas que parta de la reducción y reorientación del gasto contando con la experiencia de austeridad practicada durante los gobiernos reformistas.

Y posteriormente proponerse como objetivo alcanzar una concertación entre reformistas preservando cada sector su identidad, sin necesidad de reunificarse formalmente, para participar con candidatos comunes en las elecciones congresionales y municipales del 2010.

Lo demás vendrá por añadidura.

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