En una conferencia en el Banco Central, el premio Nobel José Saramago, célebre por su ateísmo, invitado por el Grupo Corripio al país, citaba al gran biólogo Konrad Lorenz, a quien se le preguntó sobre el eslabón perdido.
Respondiendo que: “No debemos buscar en la cadena evolutiva el eslabón faltante entre los simios y los hombres. El eslabón perdido somos nosotros. Lo que falta todavía es el hombre”.
Recordemos a Poncio Pilatos, señalando con su índice a Jesucristo, diciendo: “He aquí el hombre”. Todo el que ha mirado hacia Jesucristo desde su corazón sabe, a plena certidumbre, que se trata del prototipo de seres humanos que Dios ha querido que seamos. Todo lo anterior a Jesucristo fue un ensayo para este nuevo y definitivo proyecto….Y la última oportunidad para la humanidad.
Por ello celebramos la Pascua de Navidad: la navidad o natividad de Jesús, la «pascha», en latín; pesáh o paso, en hebreo; el “passover”, el salto, en inglés: Esto es, la liberación que nos permitirá ser el tipo de hombre que Dios ha querido que todos y cada uno de nosotros seamos. Todo lo anterior fue preámbulo.
Por ello, la Pascua es Fiesta de Salvación. Toda la historia de la humanidad, todas las conquistas, las guerras, y todas las glorias de los imperios no tuvieron el impacto que sobre la humanidad ha producido esta convocatoria de Jesucristo. Todo lo que los hombres habían creído, todo lo que habían dicho y escrito; todo lo que los filósofos y los sabios habían pensado y recomendado, y todo lo que las religiones del mundo habían aportado a la vida de los hombres; todo fue insignificante ante la Nueva Propuesta espiritual y humanista de Jesucristo.
Se resuelve, por fin, y de una vez por todas, el mayor problema de todos los humanos; la pena más grande, la mayor de las angustias; la ansiedad de caminar hacia la nada, el vacío, la perdición. Esta Nueva Propuesta de Yahvé, trajo un nuevo estilo, un nuevo intérprete, un nuevo lenguaje. Desde una aldea del Medio Oriente, un regalo a toda la humanidad.
Jesús vino a invitarnos a una gran fiesta: “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos: Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo por los caminos, juntaron a todos los que hallaron: malos y buenos…”. Y aún los incrédulos, los ateos, los intelectualmente voluptuosos y arrogantes; y a los egocentristas, adoradores de sí mismos. Todos estamos invitados, y comprometidos a llevar nuestros prójimos a la fiesta.
Además nos propuso algo más profundo y hermoso: Que seamos uno con él y con el padre. Para que disfrutemos plenamente esa inefable y eterna fiesta.
La Navidad, lejos de ser una chercha popular, celebra el comienzo de la nueva vida de la humanidad.
Jesús vino a invitarnos a una gran fiesta
La Nueva Propuesta de Yahvé trajo un nuevo estilo, un nuevo intérprete…
La Navidad celebra el comienzo de la nueva vida de la humanidad