CARACAS (AP) Como “moralmente inaceptable” y “grave” consideró la cúpula de la Iglesia católica venezolana la reforma constitucional impulsada por el presidente Hugo Chávez, y denunció que las propuestas de cambio acentuarán la concentración de poder en manos del gobernante y el “autoritarismo”. 

“Por cuanto el proyecto de reforma vulnera los derechos fundamentales del sistema democrático y de la persona, poniendo en peligro la libertad y la convivencia social, la consideramos moralmente inaceptable a la luz de la doctrina social de la Iglesia”, dijo el viernes la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) en un comunicado que fue leído por el obispo Diego Padrón.  Los obispos catalogaron de “verdaderamente grave” la reforma de la Carta Magna que actualmente discute la Asamblea Nacional, y advirtieron que tendría secuelas para el país porque “modificaría la estructura fundamental del estado democrático”. 

La CEV denunció que el proyecto “excluye a sectores políticos y sociales del país que no estén de acuerdo con el Estado socialista”; además de que representa un “retroceso en la progresividad de los derechos humanos”, debido a que restringe los derechos al debido proceso y a la información en los estado de emergencia.  “Se acentúa la concentración de poder en manos del presidente de la República y se favorece el autoritarismo”, agregó el escrito.

 Plantearon además que el proyecto condiciona “la participación del pueblo” porque lo limita a la “sola construcción del socialismo”.  Añadieron que “esto limita la libertad de los venezolanos, se incrementa excesivamente el poder del Estado, se elimina la descentralización, y el gobierno controla muchísimos espacios de la vida ciudadana”.  Asimismo fustigaron la instauración del Estado y gobierno socialista, que plantea el proyecto, bajo el argumento de que el nuevo modelo estará dirigido por “un presidente que puede ser reelecto solo él continuamente, con un poder amplísimo que le permitiría disponer constitucionalmente de las instituciones, propiedades y recursos”.  Consideraron que “la implantación de un Estado socialista es excluyente e implica el cese del pluralismo y de la libertad política y de conciencia de los ciudadanos”.

 Las autoridades eclesiásticas advirtieron que la propuesta de reforma no solventaría los problemas del país, sino que “profundizaría la polarización de los venezolanos, dificultaría la convivencia social, con el peligro de generar nuevos odios y conflictos”. 

La Asamblea Nacional, integrada en casi su totalidad por aliados de Chávez, inició esta semana la tercera y última discusión del proyecto de reforma que prevé la modificación de 58 de los 350 artículos de la constitución. Entre las novedades que contempla el proyecto está la ampliación de 6 a 7 años del período presidencial, la reelección continua del gobernante, y el otorgamiento de potestades al mandatario para suspender temporalmente los derechos al debido proceso y a la información en los estados de excepción.  El congreso tiene previsto sancionar para finales de mes la reforma constitucional, para luego llevarla a referendo el 2 de diciembre.  El presidente Chávez ha mantenido durante sus ocho años de mandato tirantes relaciones con la cúpula de la Iglesia católica local.