Curiosas esculturas en avenidas de Santiago

Curiosas esculturas en avenidas de Santiago

Santiago, ciudad corazón del Cibao,  es una urbe que cuenta con varias avenidas, las cuales presentan únicas y curiosas esculturas de diversos personajes de nuestra historia.

Así, en la avenida 27 de Febrero esquina Bartolomé Colón, en un corto espacio de superficie se puede apreciar, colocada en un largo bloque de concreto, la que se hizo como homenaje a los andulleros de la Restauración, que representa a todos los combatientes macheteros.

Esta escultura  es un cuerpo tirado en el suelo que debajo tiene un brazo cuya mano presenta un fusil y en la otra mano sostiene un machete.

En la misma avenida, pero  esquina calle España, a la derecha de la entrada del edificio de la Sociedad Amantes de la Luz, se puede apreciar otra de las más curiosas esculturas santiaguenses.

Ésta representa la pareja en la que   el varón parece estar enamorando a la hembra mientras toca una lira con la que asumimos que interpreta canciones de amor.

Y en una plazoleta triangular en la avenida Presidente Guzmán, donde termina la avenida Las Carreras y comienza la Hermanas Mirabal,  hay un pedestal montado en un redondel donde está el asta con la bandera dominicana.

Allí han  colocado tres   bustos en representación a  las hermanas Mirabal, los cuales están rodeados con jardineras, y detrás tienen  bancos de hierro, matas y faroles. Y en el cruce más adelante, en una corta plazoleta curva está la estatua del presidente Guzmán.

Así mismo, en dicha avenida, con el cruce de la Boy Scout  hay otra escultura, esta vez religiosa.

Se trata de   la estatua del sacerdote Emiliano Tardif, que está colocada en un pedestal  en el medio de una corta glorieta  sostenida solamente por tres pilares, que tiene un techo redondo el cual termina con una cruz.  

Igualmente, en la calle Francisco Augusto González con la intersección de las avenidas Las Carreras y Hermanas Mirabal, donde en un cerro, se encuentra el parque Imbert y delante, en una plazoleta  situada en la mitad de una rotonda, se aprecia sobre un alto pedestal rectangular la escultura de José María Imbert,  montado en un caballo y con la espada en la mano derecha, rodeada con jardineras, bancos de hierro y faroles.

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