Si recorriendo la ciudad de Santiago llegamos al cementerio municipal construido en el año 1890 por la sociedad La Progresista del Yaque, que fundó y dirigió Ulises Franco Bidó, encontramos que presenta una curiosa doble entrada cuyas formaciones estructurales son muy singulares, es decir, únicas en todo el Cibao.
La primera, presenta lateralmente un pequeño muro de concreto que forma una curva frontal y que encima tiene varios cortos faroles antiguos de metal. Ésta presenta una especie de marco que surge de un cimiento cuyo cuerpo está formado por gruesos bloques de hormigón armado con un metro de ancho, levantado con la división de una gruesa estructura formando media curva, cuyo comienzo es un corto bloque que tiene dos pequeñas jardineras separadas y arriba presenta un amplio y largo techo cuyos extremos forman los dos lados de un triángulo.
Ya al cruzarlo, se aprecia en cada lateral una pequeña plazoleta con bancos de hierro, faroles y dos árboles de ceiba, allí el camino está empedrado y con ladrillos, pero en el lado norte se pasa por debajo de los brazos de tres largas cruces de metal que, separadas, están inclinadas y elevadas encima de una gruesa base de hormigón armado.
Entonces se llega a la segunda entrada, cuyo marco forma un arco de medio punto. Ésta se abre en una gruesa pared de cuatro metros de ancho que en cada lado tiene una ventana enrejada y el hueco redondo de un ojo de buey con dos barras de hierro cruzadas delante formando una cruz.
En el remate, este cuerpo tiene un grueso borde cuyos vértices esquineros terminan formando pirámides. Le sigue otro borde horizontal unido a uno vertical con otro curvado y dos que doblando finalizan formando un arco que en el centro de la cima tiene una cruz de metal. Antes de llegar al alto, este cuerpo tiene una cavidad arqueada cuya base sobresaliente curvada encierra un nicho en cuyo fondo la pared presenta una cruz, la cual tiene una escultura con una versión de la imagen de La Piedad, que presenta a la Virgen con el cuerpo de Jesucristo en sus brazos cuando, muerto, lo bajaron de la cruz, una obra cuyo original es del famoso escultor, arquitecto y pintor renacentista Miguel Ángel.
Desde allí se sigue el largo camino que en los lados tiene los panteones decorados con la mayoría traídos de Italia de las grandes familias santiaguenses.