Curiosidades arbóreas en sitios coloniales

Curiosidades arbóreas en sitios coloniales

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
Aunque parezca que todo se ha dicho en cuanto a los ambientes citadinos, observando el entorno con más atención que lo habitual podemos ver fenómenos de la naturaleza curiosos, entre ellos ciertas plantas y árboles que se han doblegado debido a la fuerza de los elementos.

Así, recorriendo la ciudad de Santo Domingo, descubrimos que en la calle Padre Billini, número 417, hay una casa colonial que presenta un perfil singular y vetusto al tener tres amplios arcos menores, cuyos marcos enladrillados le dan un aspecto llamativo en el contorno. También se aprecian dos columnas góticas de ancho rectangular y cortas de espesor.

Sin embargo, lo más curioso es que en su alto aparecen plantas que han crecido en varias partes de la pared de esa fachada, a las cuales han dejado como adorno natural.

Parece ser que restauraron el frente, recubriendo con concreto el antiguo muro de barro y piedra; pero, ello no ha impedido a las plantas que germinaban en la pared antigua, salir a la superficie ayudadas por la humedad que dejan las lluvias, y por su necesidad de buscar la luz solar.

También, al llegar a la plazoleta Cervantes, situada en la avenida George Washington, esquina Pina, en el ángulo izquierdo se halla un curioso árbol de ciprés, cuyo tronco está acostado de manera tal que muchas personas al tener esa cómoda posición se sientan en él y hasta caminan encima, llegando a las ramas laterales.

En la calle Santomé número 168-A se encuentra la residencia de Rosalba de Muñoz. Es una vivienda de un solo nivel, la cual es la única que presenta una de las fachadas más elevadas de todo el contorno.

Esta estructura presenta lateralmente y en el centro un sobresaliente de concreto, en cuyos medios se aprecia una decoración formada por franjas huecas, las cuales se inician en un punto grueso y terminan en un rombo. Arriba tiene un balcón cerrado, en cuya mitad forma una curva ojival con escalones en ambos lados. Hay también un ventanal, con un corto balcón cerrado que tiene rejas, cuya base es un hueco de tierra desde donde brota una planta de delgadas ramas altas, que sobresalen de entre el enrejado con hojas ovaladas y de nervios bordeados por ondas.

Igualmente, si uno se detiene en la escalinata de piedras que está en el inicio de la calle El Conde, se puede ver que la parte trasera del edificio de la antigua Casa de la Reliquia, situada en esa vía, esquina Las Damas, aparece un alto muro de rocas talladas, en cuyas hendiduras brotan unas plantas, de las cuales parten del tallo central unas largas hojas enteras y ovaladas que se abren a los lados. Éstas se aprecian en varias partes de este paredón.

También, actualmente, el transeúnte acucioso cuando se topa con la casa colonial número 206 de la calle Sánchez, en la cual nació el patricio Ramón Matías Mella, puede observar que del ángulo derecho de la parte superior del techo y la pared frontal, curiosamente brota el tronco de una mata.

De éste parten largos ramos que se abren y se cruzan saliendo de dos nudos sucesivos, cuyos hojas son muy angostas, los cuales forman una marquesina natural ramificada.

Vecinos del entorno dicen que esa vivienda hace mucho tiempo estuvo cerrada por lo cual no hubo ningún inconveniente para que la mata creciera de esta manera, sin que le haya afectado en nada a esta antigua y gruesa pared, debido a que las raíces de éste buscaron llegar hasta el fondo, donde debajo del muro está la tierra.

Parece ser que en la esquina de la pared y la techumbre, hace algunos años, al descascararse el antiguo empañete de mampostería, dejó un hueco donde la brisa depositó una semilla de esa planta, la cual regaron las lluvias, que con sus sales minerales proporcionaron el alimento necesario para que ésta germinara y metiera sus raíces entre el barro y las piedras de ese muro hasta afincarlas en el suelo como hemos dicho.

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