Curiosidades en la calle Las Mercedes

Curiosidades en la calle Las Mercedes

La calle Las Mercedes divide la parte baja de la Ciudad Colonial de la porción alta. La atraviesan las vías que van a los barrios de la parte alta de la ciudad, como Hostos, Duarte, 19 de Marzo, José Reyes y Santomé.

No es una calle recta y su anchura es desigual. Desde su inicio en calle Las Damas y después del cruce con la Meriño tuerce a la izquierda, siguiendo derecho hasta la José Reyes, donde se abre triangularmente hasta la plazoleta del templo mercedario; luego dobla otra vez, pero después de cruzar la Sánchez y continúa desde el vértice de otro triángulo que se ensancha en la Santomé. Allí, se vuelve abrir un poco, estrechándose antes de llegar a la Espaillat, y cuando cruza el Polvorín se amplia para finalizar en la Palo Hincado.

Donde comienza Las Mercedes se encuentran los primeros edificios coloniales: Casa de los Jesuitas, Casa de las Gárgolas, Casa de Juan de Villorria y El Museo de las Casas Reales. En la acera de esta última edificación se puede observar una de las anclas de las carabelas de Cristóbal Colón.

Es la única vía que en una de sus aristas, la formada con la calle Isabel la Católica, tiene tres edificios bancarios. En la esquina Meriño está el Hotel Francés, el más antiguo de la ciudad, con más de 100 años establecido.

En la esquina Hostos hay una estatua de caoba, la cual muestra la imagen de un indígena quisqueyano con un cigarro en la boca. Esta estatua pertenece a la vivienda número 107, la cual tiene un balcón corrido cerrado, que dobla circularmente a la derecha, donde se aprecian circunferencias puntiagudas de concreto, en cuyo centro hay una roseta y un redondel formando un sol.

En la Iglesia de la Altagracia, en el alto del portón de entrada por esta vía, está el nicho más pequeño de un templo. Mide 20 centímetros de ancho por 30 de alto. Esta Iglesia también posee un campanario de triple nivel, en cuyo tope hay una torrecilla redonda elevada con varias ventanitas circulares.

Las Mercedes es la única vía que tiene 33 residencias con balcones corridos. El más largo de todos, con 47 metros, pertenece a la casa número 204, la cual fue residencia del dictador Ulises Heureaux. En el interior de esta casa existe un pasadizo subterráneo (hoy cerrado), el cual utilizaba Lilís para ir a la Fortaleza Ozama.

En la número 155, donde está la Casa San Pedro, hay otro balcón corrido, con 39 metros de extensión, y en su frente exhibe una figura en alto relieve de metal que forma dos figuras masculinas desnudas, casi sentadas, que están agarrando un redondel donde hay un escudo con dos manos en el centro.

Es la única vía que tiene una plazoleta triangular, formada por los cruces de las calles 19 de Marzo y Luperón, llamada María Trinidad Sánchez. Allí se encuentra la mata de roble más alta y vieja de la ciudad: mide 30 metros de altura y tiene más de 100 años de edad.

En la esquina 19 de Marzo está el templo evangélico más antiguo. Fue erigido en 1922, y en él sobresale una torre con un reloj público.

Las Mercedes tiene la única acera triangular y escalonada existente en la urbe, cuyo vértice inicia al cruzar la calle Sánchez y termina de formarse en la Santomé.

Esta calle también posee la vivienda más estrecha de la ciudad intramuros. Es la número 321, cuyo frente mide sólo siete metros de ancho.

En el frente de la casa número 327 hay una puerta-balcón vertical enrejada, que no sobresale, formado por diferentes líneas curvas en varias posiciones, en cuyo centro están las iniciales «M» y «L». En la cima del balcón se encuentra un farol cerrado por los lados, y abierto por arriba y por abajo.

También, en la pared de la casa número 313, hay incrustado una tarja de piedra tallada, que exhibe en su tope un redondel con un rostro antropomorfo y más abajo en el centro se lee en alto relieve: «Casa de las Mercedes». Igualmente, en la número 311 hay incrustados en la pared cuatro alegorías negruzcas en alto relieve que tienen arriba rostros antropozoicos.

Asímismo, la iglesia de las Mercedes tiene un altísimo campanario en donde están las campanas del otrora acorazado Memphis, que encalló en el Mar Caribe a principios del siglo XX. Entre las paredes de piedra han nacido curiosos y pequeños arbustos.

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