Cursillo preventivo a distancia contra la pederastia en la iglesia

Cursillo preventivo a distancia contra la pederastia en la iglesia

ROMA. Un cursillo por internet, apoyado por el Vaticano, intenta sensibilizar a los sacerdotes sobre la pederastia para que puedan prevenirla y, si fuera necesario, sepan escuchar a las víctimas. El lunes, el director de este centro de formación ubicado en los locales de la universidad jesuita gregoriana, el sacerdote alemán Hans Zollner, presentó el programa que ha pasado por un periodo de prueba de tres años en Alemania.

«Durante este tiempo, el programa de e-learning (sistema de aprendizaje a través de internet) ha contado con el apoyo de once socios en diez países. Más de mil religiosos, religiosas, curas, laicos, lo han seguido», lo que ha permitido un primer balance, explicó el padre jesuita a algunos periodistas. Actualmente en cuatro idiomas (italiano, inglés, español y alemán), estará disponible también en francés, polaco y portugués.

«Este programa ha mostrado su fuerza y sus límites», observó la profesora belga Karlijn Demasure, directora ejecutiva del Centro para la protección de la infancia (CCP por su sigla en inglés).

La profesora lamenta que el curso sea, por ejemplo, demasiado elitista por ser accesible solamente a una élite intelectual, aunque agregó que próximamente se actualizará para hacerlo «moderno, realista y más accesible». El presidente de la nueva comisión pontifical de protección de los menores ideada por el papa, el cardenal americano Sean O’Malley, leyó un mensaje de apoyo de Francisco al padre Zollner y al CCP, en parte financiado por fondos de la Iglesia alemana.

«La mudanza de este centro a Roma es una oportunidad para ofrecer una formación a numerosos religiosos y sacerdotes», destacó.

Alrededor de 10.000 sacerdotes pasan estancias en Roma, principalmente para sus formaciones de corta o larga duración en universidades pontificales. Muchos de ellos serán llamados a ocupar puestos de responsabilidad en las diócesis más recónditas.

El cardenal O’Malley también lanzó la idea de que las formaciones sean ofrecidas a la curia, el gobierno de la Iglesia, y también a los jóvenes obispos cuando pasen por Roma. Estos cursos, de una duración bastante larga, tienen principalmente como objetivo sensibilizar a los sacerdotes y otros religiosos sobre este problema con el fin de que puedan prevenirlo y, en el caso necesario, que sean más sensibles con las víctimas.

 

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