El mecanismo vigente de fijación del salario mínimo tiene que ser respetado como vía calificada para el debate y toma de decisiones con la participación de patronos y trabajadores en igualdad de voto. Es en el Comité Nacional del Salarios en el que deben interactuar y fijar aumentos periódicos. Ha debido producirse el que corresponde esta vez. Venció el plazo y millones de asalariados en la categoría salarial más baja, y otros que podrían ser beneficiados por extensión según los usos, aguardan con desesperación el alza de ingresos. El desacuerdo que la impide lesiona intereses legítimos de los estratos más bajos.
Las centrales sindicales pretenden superar su conflicto con los empleadores sacándolo del cauce normal para que el aumento salarial a que aspiran de un 30% llegue a todos los empleados, incluyendo a los del Estado. Y quieren que sea el Congreso el que de un rayazo acceda. Un camino inapropiado contra lo establecido. Sería además buscar confrontación con el Poder Ejecutivo al que debe respetarse su condición de jefe de la Administración Pública. Con autoridad para regir el Presupuesto Nacional que contiene importantes componentes sociales. Un aumento salarial indiscriminado al enorme tren administrativo (y no con racionalidad en base a la carrera administrativa) reduciría la capacidad del Estado para construir y proveer en atención a múltiples y urgentes necesidades de ciudadanos de todo el país.
Atención a Fausto Rosario
El periodista Fausto Rosario Adames, director del periódico digital Acento.com, que se distingue por trabajos de investigación periodística que con frecuencia sacan a la luz graves irregularidades, ha tenido información de una trama para asesinarlo. Hace tres años un médico con rasgos parecidos a los de Fausto, fue muerto a tiros en una emboscada, en el recorrido de ejercicio que habitualmene hacía el periodista por los alrededores del Jardín Botánico.
Cabe presumir que el trabajo informativo del digital que dirige Rosario puede generar intenciones homicidas en personas que se sientan lesionadas por sus divulgaciones. Esto ya es suficiente para preocuparse muy seriamente por la vida de Rosario Adames. Suficiente para demandar que la Policía Nacional recabe informaciones y se coloque sobre pistas para descubrir el origen de las versiones y dar toda protección y garantías al respetado colega.