Dafne y Zeneida 
Dos profesionales distintas, pero carismáticas

Dafne y Zeneida <BR>Dos profesionales distintas, pero carismáticas

Dafne Guzmán y Zeneida López forman un equipo madre-hija envidiable. Entre ellas hay una compenetración y una confianza que se percibe de entrada.

De sonrisa cálida, chispeantes y poseedoras de una contagiosa energía, ambas posaron para la cámara  en la sala de su hogar, donde nos hablaron sobre su experiencia trabajando juntas y otras cositas íntimas. 

¿Cómo fue para tu madre aceptar que estudiarías Comunicación Social y te dedicarías a la televisión?

Dafne. Aunque me confesó que  al principio, ni a ella ni a mi papá les gustaba la idea, entendió que el empezar a trabajar desde tan joven me ayudó a madurar y conocer mi vocación, así como establecer prioridades en la vida, lo cual la enorgullece.

Zeneida. Al principio fue demasiado difícil  aceptarlo, fueron muchos días de intranquilidad por el peligro de este ambiente;  su decisión nos cogió de sorpresa. Era muy tímida, de poco hablar, vergonzosa. Me comunicaba que iba a estudiar un secretariado bilingüe y  sicología, que no podía vivir solo de una profesión. Gracias a Dios, que la ha ayudado a mantenerse  trabajando con dignidad.

Me hubiese gustado para ella un trabajo de oficina, donde hay más serenidad, protección, pero en definitiva estoy muy clara en que  es muy activa, disfruta, vive y se siente muy  feliz desarrollando su vocación.

Tu madre lleva la contabilidad de tu empresa. ¿Es ella muy controladora con el dinero? ¿Te cuestiona la forma en que lo utilizas?

D. ¡Todo el tiempo! No solo me controla lo que gasto, sino que además es de gran ayuda con las cuentas por cobrar, está pendiente de todo y no me puedo negar. Aunque su fuerte son los números y el mío la comunicación, el carisma lo heredé de ella y nos compenetramos bien. 

¿Es muy exigente con la organización de los ingresos y egresos de la empresa su hija? ¿Cómo es Dafne con relación al dinero, lo despilfarra o lo ahorra?

Z. Le exijo muchísimo, me califican de necia, que todo lo quiero saber y controlar. Me hacen pasar muy malos momentos por este asunto. Con relación al dinero, es muy despilfarradora, gasta sin medida, le encanta regalar, así como  lo gana, lo gasta, le pica en las manos.

Respecto a la administración del dinero, ¿cuál ha sido el mejor consejo que te ha dado doña Zeneida?

D. “El que guarda siempre tiene, por eso es tan importante ahorrar”.

Si tuviera que cambiar algo en su hija respecto a la administración del dinero, ¿qué sería?

Z. El manejo del dinero. Si administrara, disminuiría sus gastos y podría ahorrar para los tiempos difíciles y su vida futura.

 ¿Qué otras cosas  comparten fuera del trabajo?

Z. Realizamos algunas actividades sociales, viajes, vamos a restaurantes, tiendas. ¡Tenemos muchas cosas en común!

D. Cada vez que la puedo llevar para los viajes, lo hago y aunque durante la semana no compartimos mucho, todos los domingos que estoy en el país salimos a comer juntas, a “julepear” por ahí, como decimos las dos.

Dice el refrán “De tal palo, tal astilla”, ¿en que se parecen Zeneida y Dafne?

Z. En el  amor y entrega al trabajo. No nos importa el día ni la hora para realizarlo, nos olvidamos de todo y nos concentramos de lleno, no nos gusta que nos  interrumpan. También nos parecemos, en que tratamos de ser independientes (el tener que depender de otra persona no es de nuestro agrado) y nos encanta conocer nuevos lugares, celebrar, pasear y compartir.

D. Además de la espontaneidad, tenemos muchas otras cosas en común, por ejemplo, nos encanta viajar, nos da claustrofobia estar entre cuatro paredes, nos encanta vivir andando… No es casualidad que mi programa se llame “DeCalle con Dafne”.

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Anécdota

Miedo

“Bueno  esta gordi farandulera últimamente se piensa que nuestra casa es un árbol de Navidad o que es la ciudad de la luz. Cuando se encuentra  sola, siente miedo, ¿Será que se piensa que el lobo se la va a comer? Enciende todas las luces, los seguros de las puertas y ventanas resultan insuficientes. Cuando llego a  casa no puedo abrir la puerta con las llaves, porque están condenadas, tengo que llamarla por teléfono para proceder a abrir. Luego le digo, ¡qué valiente tú eres!”, narró Zeneida.

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