DALÍ
TODAS LAS SUGESTIONES POÉTICA Y TODAS LAS POSIBILIDADES PLÁSTICAS

DALÍ<BR>TODAS LAS SUGESTIONES POÉTICA Y TODAS LAS POSIBILIDADES PLÁSTICAS<BR>

Hemos visitado probablemente la  exposición  más  completa  de Salvador Dalí en el Museo  Reina Sofía de  Madrid. Estamos frente a un trabajo curatorial que contribuye a evidenciar las múltiples facetas  poéticas  y plásticas  del más surrealista artista del siglo XX.

Se han reunido más de 200 obras  procedentes  de importantes instituciones, colecciones privadas y de los tres depositarios principales de personalidades  privadas,  así como del gran conjunto de instituciones  y fundaciones internacionales  que junto a los tres depositarios principales de la obra de Dalí: Fundación Gala-Salvador Dalí (Figueres); Salvador Dali Museum de St. Petersburg, Florida, y el Museo Reina Sofía de Madrid, unen un gran esfuerzo  para desde sus fondos artísticos  prestar un excelente servicio  visual e intelectual al público.

El fundamento científico de esta exhibición consiste en poner en evidencia una trayectoria  humana hecha obra sublime y un ser humano que siempre fue coherente con su misma obra, y que además se convirtió el mismo en obra.

La exposición –que ha podido ser vista recientemente en el Centre Pompidou de París con gran éxito de público- busca revalorizar al Dalí pintor, al Dalí poeta, renovador del vocabulario  surrealista, con una especial intensidad en su  empeño por  investigar el proceso representativo  e interpretativo  de lo observado y de lo percibido, que además, permite analizar los diferentes  lenguajes y  poner  en realce toda su poética, por tal razón,  podemos acercarnos  a la particular visión del mundo de este creador.

Los materiales  expuestos  son múltiples  permitiéndonos gozar  de una coyuntura excepcional de once  secciones  que  se componen de pinturas, dibujos, material documental, fotografías,  y hasta manuscritos del propio Dalí que nos permiten comprender una  poética  surrealista  llevada  a los extremos de la  complejidad.

Ahora bien,  el comisariado general encagado por Jean-Hubert Martin y los comisarios Montse Auger, Jean Michel Bouhours y Thierry Dufréne, bajo la coordinación de Aurora Rabanal,  hacen especial  hincapié  en el proceso metódico desarrollado por el artista  en un trasfondo  paranoico-crítico  que este le aporta al arte contemporáneo como mecanismo de transformación  y subversión de la realidad. Han contribuido también a esta excepcional exposición otras instituciones como el MoMA (Nueva York) desde donde fue traída la significativa obra “La persistencia de la memoria” (1931); el Philadelphia Museum of  Art, que presta “Construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la Guerra Civil del 1936); de la Tate Modern observamos “Metamorfosis de Narciso” (1937), y de los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica, “La tentación de San Antonio” (1946).

Queda claro  que, antes de su dirección paranoica crítica Dalí perteneció a la famosa  generación  española del 27, subversiva , democrática  atrevida y comprometida que integró al genio de  Port  Lligat en el  núcleo  de Federico  García  Lorca y Luis  Buñuel, participando en el lenguaje  poético del cine surrealista con la película “El  perro andaluz”. Estos  fueron  los años de mayor  libertad  en España, precisamente en la  famosa  Residencia Universitaria de Madrid, donde Dalí se  nutrió de una  relación  profunda e intensa con el poeta de  Granada, y con poetas, escritores, pintores y cineastas.  Es interesante observar en este momento  titulado por la curadora “La  miel es más  dulce  que la sangre”, que  Dalí fue partícipe de un imaginario compartido dentro de una comunidad generacional, dispuesta en romper  con la herencia inquisitiva y falangista de una España que rechazaba la responsabilidad de  asumir los nuevos tiempos republicanos y democráticos.

La serie de dibujos putrefactos es la  prueba de un momento en  que el genio  se inspiró de todos  los ismos de  aquellos años, coqueteando abiertamente con el cubismo, el fauvismo y el futurismo.

Desde un punto de vista  crítico  razonado, es obvio e inteligente  integrar en el  proceso evolutivo y transformativo de Dalí  las etapas de  formación e investigación donde  aparecen abiertamente influencias de Masson, Bataille, Miró y  Picasso, momento que  calificaríamos de  pre-surrealista. Es el momento que realiza obras como Asno podrido en (1928). Ya en plena etapa surrealista, Dalí desarrolla  su método paranoico-crítico, que centra esta sección de la muestra, con la presencia de grandes obras como El Gran Masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931), Guillermo Tell (1930) o El Espectro del Sex-Appeal (1934), definitivamente, nos lleva a un método activo basado en el delirio de la interpretación paranoica.

En palabras de Dalí: “En verdad no soy más que un autómata que registra, sin juzgarlo, y lo más exactamente posible, el dictado de mi subconsciente: mis sueños, las imágenes y visiones hipnagógicas y todas las manifestaciones concretas e irracionales del mundo oscuro y sensacional descubierto por Freud… El público debe sacar su placer de los recursos ilimitados de misterios, enigmas y angustias que tales imágenes ofrecen al subconsciente de los espectadores”. A partir de este momento, la obra del pintor se sustenta en imágenes dobles o imágenes invisibles cuya elaboración final depende totalmente de la voluntad del espectador.

Tenemos la suerte  de participar de una  gran apertura teatral y  sinfónica  por  el  equilibrio del montaje, pues empieza el recorrido con una sección dedicada a las primeras obras del creador en la que predominan los elementos que marcaron su infancia,  como la familia –Retrato de mi padre (1925) o Muchacha en la ventana (1925), y su relación inmediata de su entorno mediterráneo presente y permanente desde  sus primeras  obras como “Acantilados del 1926”, y  el “Paisaje Cadaqués” del  año 1923. En esta  primera  etapa del recorrido, el paisaje y el autorretrato, son los pretextos del desenvolvimiento de sus  investigaciones  en  el color y la  luz  que marcan su obra  con constancia. Algunos de estos autorretratos que nos acercan a la visión que él tuvo de sí mismo y la que construyó en distintos momentos de su vida, desde Autorretrato con el cuello rafaelesco (1921) o Autorretrato Cubista (1923), hasta la película realizada con Jean-Christophe Averty, “Autoportraitmou de Salvador Dali”, de 1966. La familia, el paisaje y el autorretrato son los ejes que determinan  esta época de aprendizaje del artista, en la que su principal preocupación se centra en el color, la luz y la experimentación constante.

Es imposible en este breve artículo describir el recorrido, que continuó en este orden que someramente enunciaré: La relectura que el artista hace de El Ángelus (1857-59) de Jean-FrancoisMillet, obra de la que se obsesionó Dalí, no solamente en sus trabajos pictóricos y objetos, sino en diversos proyectos teatrales. Continuando con los temas de la Guerra Civil española, donde él y su esposa Gala pasan la mayor parte del tiempo en Francia. Posteriormente, el inicio de la Segunda Guerra Mundial lleva a Dalí y a Gala a exiliarse en Estados Unidos, desde 1940-1948, cuando el conflicto internacional y la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki transforman profundamente su obra.

La exposición concluye con la apreciación de Dalí de los años 60 y hasta el final de su carrera, momento en que continúan sus mismos intereses y fascinación por la ciencia y las nuevas tecnologías, que se traduce en la exploración de lenguajes de futuro.

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