Daltonismo moral

Daltonismo moral

El físico inglés John Dalton (s. XVIII) dio nombre a la enfermedad que padecía, la cual  consiste en no percibir determinados colores o en confundir algunos de los que se perciben. Esa enfermedad es especialmente peligrosa cuando quien padece de daltonismo conduce vehículos, pues las personas pueden percibir el color verde del semáforo con el rojo.

Hay personas irreflexivas a quienes no les preocupa una enfermedad como esa, u otra peligrosa y actúan, a sabiendas, como si fueran normales.

Esas personas son capaces de intentar engañar hasta al hombre cuyo rostro ven reflejado en el espejo cuando se afeitan en horas de la mañana.

Algunos hombres o grupos de hombres, desde el poder, manipulan las informaciones y buscan justificación para sus acciones sin que aparentemente haya freno para sus ambiciones.

¿Qué se puede esperar de un gobernante y un equipo de gobierno que piensa y actúa a partir de ideas tan estrambóticas como la de Hitler, quien ordenó investigaciones para comprobar que  la Tierra no es convexa, sino cóncava y que no habitamos en el exterior del globo, sino en su interior? Nuestra posición, según esa teoría, es comparable a la de las moscas que andan por el interior de una esfera.

Esa óptica, esa forma de ver la vida, explica perfectamente la ausencia de sentido moral de un grupo de hombres que entendía que todo lo que hacía estaba bien, que asesinar a millones de judíos y no judíos era correcto, porque se perseguía la dominación del mundo para conformarlo a su imagen y semejanza.

En la persecución de sus planes, asesinaron, robaron, no tuvieron freno para la comisión de toda suerte de atropellos y barbaridades, ya que consideraban que el mundo estaba al revés, que lo de arriba estaba abajo y lo de abajo estaba arriba.

Esas personas entienden que, como todo lo ven al revés, lo que hacen es correcto. Nada los detiene, carecen de respeto a los principios: no matar, no robar, no engañar. En su confusa y errada visión del mundo actúan bajo la creencia de que todo está bien y que nada ni nadie los detendrá hoy o mañana.

La próxima semana se producirá el ascenso de un nuevo Presidente de la República. Esperamos que el mandatario por venir tenga una visión clara, para que actúe en un mundo que no tiene las patas para arriba, que abandone el daltonismo y la teoría del mundo cóncavo aplicada por Hitler y Leonel Fernández, quienes gobernaron de espaldas a los sanos principios morales y buscaron justificación a sus barbaridades amparados en una óptica acomodaticia.

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