Damnificados de Arenoso dicen vivir en peores condiciones que  el infierno

Damnificados de Arenoso dicen vivir en peores condiciones que  el infierno

ADALBERTO DE LA ROSA
ARENOSO, PROVINCIA DUARTE.-
“Nosotro tamo más mai que en ei infieino”, así describe el anciano Leocadio Delgadillo la situación en que vive junto a 57 familias damnificadas por las tormentas “Noel” y “Olga” en la comunidad de Arenoso, municipio de la provincia Duarte.

Con acentuadas palabras de indignación e impotencia, este hombre de 79 años, narra que fueron “tirados” por las autoridades en el proyecto Aglipo II, donde el hacinamiento impera y la desesperanza se apodera de de ellos que conviven sin condiciones dignas para seres humanos.

 “Aquí no viene nadie, no hay agua, nada ma cuando  llueve y  cuando no llueve tengamo que di a casa de la porra a pedí un chín de agua, nadie no dice na. Nosotro fuimo lo primero desajolado de ete contoino, no tiraron allí en la ecuela y depué no trajieron pa acá, no dijeron que iban a hacei la casa alli, depue dicen que no aparece tierra en paite…en ei aire será que no la van a hacei, y to lo día no hablan la mima mentira”.

Unidos por la misma penuria, las familias han perdido la fe, algunos ancianos, sin fuerza ni para hablar, lloran  al explicar la situación porque dicen que las riadas de octubre y diciembre se  llevaron todo lo que tenían.

Afirman que los sacerdotes Alfonso del Orbe y Rogelio Cruz son los únicos que se preocupan por ellos porque les suministran nueve libras de arroz  a  la semana con un poco de aceite, espagueti y otros alimentos que en las familias numerosas se consumen en tres días.

El padre Rogelio Cruz les estaba entregando un bono por mil pesos que los aportan la Fundación Freddy Beras Goico, UNICEF, la Secretaría de Economía, Planificación y Desarrollo y la Fundación Sur Futuro, pero que hace unas semanas no los reciben por lo que la situación se les ha complicado.

La mayoría de los hombres  con edad de trabajar no tienen empleo porque vivían de sus cultivos y las autoridades les han prohibido retornar a sus tierras y los demás ya son muy ancianos.

Leonardino González tiene tres niñas y no las quiere dejar solas para salir a trabajar. Dice que vive de lo que le llevan los padres.

Relata que antes de las elecciones recibían la visita de los políticos, de  la gobernadora provincial, del diputado peledeísta Lupe Núñez, de dirigentes del PRD y el Partido Reformista, pero que desde que pasaron los comicios ninguno ha vuelto a saber de ellos.

 “Lupe (el diputado del PLD) venía ante, pero ahora pasa delaigo poi la carretera, no sentimo desamparao, nadie se duele poi nosotro”, recalcó  el señor Fernando Santos de 78 años.

Dijeron que si no fuera por el padre Alfonso se hubiesen muerto de hambre y explicaron que el religioso se fue a Puerto Rico, pero dejó a una persona encargada de distribuir los alimentos.

Los damnificados sostienen que desde el paso de las tormentas “Noel”, a finales de octubre y “Olga” en diciembre del pasado año, la vida ha sido muy dura porque comen si aparece y viven por la gracia de Dios.

 Las 58 familias exigen  del presidente Leonel Fernández que cumpla la promesa que le hizo durante la campaña de construirle sus casas.

Algunos padres expresaron que lo más triste es que nadie le dice dónde serían construídas las viviendas ni cuándo.

Las claves

1. Las familias

En principio eran 61 familias las que fueron alojadas en la escuela de la comunidad de Arenoso, pero a tres el gobierno les entregó un apartamento en un proyecto habitacional que construyó cerca del lugar. Cada familia tiene  dos hijos, promedio.

2. Desamparo

La Gobernación Provincial, el Ayuntamiento Municipal, la Defensa Civil y los políticos  se han olvidado de los refugiados del proyecto Aglipo II, dicen los afectados.

3. Salud Pública

 Es la única institución oficial que más o menos se mantiene en apoyo de los afectados, pero el mayor trabajo de apoyo lo hacen los sacerdotes Alfonso del Orbe y  Rogelio Cruz.

Enfermedades

La salud en el albergue es cada vez más precaria, los niños son  las principales víctimas, porque como dice la señora María Ramona del Orbe, “viven más en el hospital que en el refugio”.

Frecuentemente padecen de gripe, sufren de asma, de tos y  la mayoría son  afectados de fiebre con regularidad. Algunos de los adultos no escapan a la situación y también son afectados de gripe y afecciones en la piel. Aunque al lugar está asignado un médico es casi en vano lo que hace debido al hacinamiento.

Las madres dicen que al principio de ser llevados al proyecto Aglipo II, las autoridades hacían operativos médicos, pero ya no van ni envían medicamentos.

 “A parte de esas enfermedades nosotros no podemos vivir con un mal olor que uno no sabe de dónde sale, nadie lo investiga y uno tiene que vivir fuera de las casas para poder respirar. Tampoco hay agua para uno bañarse y limpiar el sucio que nunca se elimina… tanta gente junta respirando el mismo aire es lo que  enferma más”, dijo María del Carmen Rodríguez, madre de dos niños.

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