Damnificados  de Olga y Noel en Bonao todavía esperan que alguien les ayude

Damnificados  de Olga y Noel en Bonao todavía esperan que alguien les ayude

BONAO. A medida que avanzan los días aumenta el estado de desesperación de 26 familias damnificadas de las tormentas Olga y Noel que permanecen sin comida, agua potable ni medicinas en pequeños y hacinados espacios habilitados dentro del Polideportivo La Privada.

Cada día que pasa se suma a las historias de estas familias una nueva  penuria que contar.

Sin más división que unas frágiles separaciones de madera, los habitantes del lugar tienen que conformarse además con un solo un baño para todos, por lo que suelen tener que hacer largas filas cuando tienen necesidades fisiológicas.

Aferrados a la fe, luego de aquellos episodios amargos en los que, según relatan algunos,  lograron sobrevivir por la misericordia de Dios, muchos de los afectados se ven en la obligación de dormir en el suelo, ya que los colchones donados en aquel entonces están deteriorados.

“Aquí no viene nadie a saber de nosotros. Yo me salvé de chepa, la barriga se me hinchó de tanta agua que bebí, ya que el río me arrastró, pero logré  salvarme porque me agarré de una mata de plátano. ¿Pero de qué me sirvió salvarme si ahora el hambre me  está matando?”, afirmó entre sollozos Altagracia Santos.

Altagracia, quien vive sola en un cuartucho de madera que  a penas le permite moverse con ciertas limitaciones, dijo que su carga se hace más pesada, ya que sus hijos viven en los Estados Unidos y hace varios años que no sabe de ellos.

Una camita de madera arropada con colcha espuma, un ruidoso abanico y varios pedazos de alambre que hacen la función de armario son parte de los ajuares que  adornan la polvorienta habitación.

Además  de la situación de infortunio que les afecta, otra preocupación de los damnificados es que la mayoría de los padres de familia están desempleados y los pocos que realizan alguna labor lo que hacen es dedicarse al motoconcho.

Temen brote
El mayor temor de estas familias  es que las condiciones de insalubridad en que se encuentran provoque un brote de enfermedades que afecte la salud de los niños, incluyendo  recién nacidos.

Los afectados
Las 26 familias damnificadas se quejan de la falta de ayuda  por parte de las autoridades, ya que desde diciembre del año pasado jamás nadie se ha interesado de su situación.

Penurias
Sin olvidar el estado de miseria en el que viven, los damnificados denuncian que no cuentan  con comida, agua potable ni medicinas para sus hijos. A ello se une la poca esperanza de poder resolver sus problemas.

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