Damnificados inician el  traumático regreso a casa

Damnificados inician el  traumático regreso a casa

Por ALTAGRACIA ORTIZ G.
Los damnificados de los barrios que bordean el río Ozama  en el Distrito Nacional iniciaron ayer su regreso a casa, pero en casi todos los rostros, de niños y adultos, se asomaba el miedo de que el agua volviera a inundar sus casuchas.

Sin embargo, a pesar del miedo evidente, la comunidad, ayudada por dirigentes religiosos, comunitarios, maestros y promotores, intentaba desde ayer reiniciar su vida  y sus actividades.

“Pido que el presidente me reubique, porque tengo miedo que ahora el río se lleve a mis hijos”, dijo Evelyn Altagracia del Orbe, residente de Guachupita, quien todavía no puede regresar a la casa, porque no había bajado el agua. Prometió que no haría como otras personas que vendieron su casa.

La solidaridad, la atención oficial y de los servicios religiosos que están en la zona estuvieron presentes en cada momento de la tragedia causada por la tormenta tropical  Noel que afectó por tres días afectó al país desde el 27 de octubre. Esta tormenta dejó a su paso muerte y desolación.

Con cara de evidente miedo, Ana Carmela Luna expresa su temor de volver a la casucha que ocupa desde hace 20 años en el sector La Ciénaga. “Sé que ahora todo será peor”, sostuvo mientras una de sus niños desayunaba con un sandwich de jamón y queso.

La misma situación temen los desalojados de Guachupita y Los Guandules. En los tres sectores de las márgenes del río Ozama conviven en condiciones similares una población significativa de haitianos y dominicanos.En Los Guandules, los refugiados agradecieron públicamente la labor que realiza en encargado de la Defensa Civil, Felipe Rodríguez. Ese socorrista daba orientación a los refugiados y se enorgullece de que nadie murió o vio afectada su salud durante el tiempo en que estuvo en la escuela de ese barrio.

 

En Guachupita y Los Guandules la gente comenzó a abandonar los refugios. En esta tarea estuvieron acompañados por dirigentes comunitarios y el padre Martín Lenk, un alemán de la orden jesuita que hace realidad   el mensaje de Jesucristo sobre el amor a los más pobres.

En una camioneta de la congregación el jesuita cargaba colchones, bultos llenos de ropas, cubetas y sillas plásticas.

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