Daniel Bottero
Poeta de la ciudad

Daniel Bottero <BR><STRONG>Poeta de la ciudad</STRONG>

POR CLARA SILVESTRE
Cuando niño Daniel Bottero se sentía el descubridor más grande del mundo, pues en su pequeño mundo sentía como se manifestaba la alquimia, experimentando con las mezclas de materiales, que sembraron en él un espíritu de químico, o por lo menos, una pasión que determinó en parte su vida.

Como explicó, mezclaba detergente con cloro, con té, con café, sencillamente para ver lo que pasaba, “porque si mezclas detergente y cloro, se hace un químico que huele muy fuerte, es tóxico y da como un humito blanco, y yo me sentía el descubridor más grande del mundo, y por demás químico entonces”.

Lo interesante es que más tarde, pudo incorporar todo eso en telas y papeles, interesándose de una manera más directa con el arte. Por otro lado, su familia descubrió este interés y le ofreció todo el apoyo necesario para que se desarrollara en esa área. Desde entonces asistía a la escuela de arte, y aunque nació en Argentina, sus padres y abuelos de nacionalidad italiana, facilitaron la realización de un Master en ese país, donde más tarde impartió docencia también. Vuelve a la Argentina, y luego vivió unos años en Europa, y desde 1990 en los Estados Unidos (un año en Miami y 14 en Nueva York).

Reconoce que de su madre recibió el apoyo; y de su padre, la sensibilidad, “porque al correr de los años noté que él era el sensible con las líneas y los detalles con la pintura, y mi madre en buena medida con la estética, pues como somos italianos, nos toca el diseño y la estética, soy argentino de abuelos y padres italianos, creo que de por ahí es que me viene la sangre creativa”.

Bottero explica que cuando fue a la escuela de Bellas Artes sentía que era su lugar correcto, “me sentía un estudiante que realmente asistía a la escuela con muchas ganas de estudiar, trabajar en el taller. Era muy manual, sentía que el contacto con las manos era mi forma de expresarme, y bueno, me concentré en la escuela, hice amigos artistas, fui a talleres, y sin darme cuenta, sucedía una cosa más, cada vez estaba más envuelto”.

De esta forma, un buen día se vio levantándose en un estudio en la mañana y trabajando en sus pinturas, y ya se sintió como un artista. Y aunque desde antes ya se sentía dentro del arte, en ese momento descubrió que en la práctica ya era un artista ciento por ciento. Así es que desde hace 20 años se encuentra pintando constantemente todos los días, viajando y realizando exposiciones en diferentes partes del mundo.

“En alguna medida me siento egoísta, porque sé que pinto para mí, pero a su vez, busco dar un mensaje a través de un lenguaje que la gente pueda leer. Esto me da una satisfacción muy grande, me imagino como un escritor que está haciendo un libro, y necesito que se pueda leer lo que pinto. En mi obra hay un mensaje de paz, poesía y amor”, dijo.

Manifiesta que lo han llamado el poeta de la ciudad, porque se ve en su obra una poesía con una esperanza en la ciudad, la cual está tan turbulenta y activa, es que se ve en mi obra una esperanza de amor y de futuro, “porque realmente doy un mensaje sin estar dicho, para que la gente se eleve en su espíritu, y exista más amor. Cuando uno toma una decisión, la toma con amor o sin amor, y los resultados son completamente distintos”.

Su visita al país responde a una invitación ofrecida por el Museo de Las Casas Reales, para la exhibición de una muestra pictórica, lo que le ofreció, según dijo, una buena experiencia, por el hecho de que encontró muchas personas cultas, que observan una obra con el deseo de ver y saber más. Desde ya tiene programado regresar a fin de año a realizar un mural en un hospital infantil del país.

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