Conculca libertades de sus paisanos, desvirtuando postulado sandinista
Daniel Ortega Saavedra, presidente de Nicaragua, viene sistemática y coordenadamente conculcando las libertades de sus paisanos, desvirtuando el original postulado sandinista, evolucionando en un dictador sin gran diferencia con sus antagónicos Anastasio Somoza García y su hijo Anastasio Somoza Debayle, que sojuzgaron y martirizaron a los nicaragüenses, de quienes es infame relevo.
Contrapuesto a aquel general de hombres libres que fue el Mártir de Las Segovias, Augusto César Sandino, asesinado traicionado por dictador Anastasio Somoza García, luego de pactar la paz, idéntico conforme procedió aquí el brigadier Rafael Leónidas Trujillo con Desiderio Arias luego del pacto de Mao, Valverde.
El dictador Daniel Ortega Saavedra suprime las libertades públicas, encarcela a sus oponentes, frente a la consulta electoral de noviembre próximo, donde todas las coordenadas apuntan su irremisible Waterloo político.
La democracia es una farsa cuando hay presos y deportados políticos, palmaria revelación de asfixiar la disidencia, sin la cual es imposible la democracia, sustituida por la arbitrariedad, el despotismo y los métodos expeditivos.
Félix Madariaga, Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro y Arturo Cruz, candidatos presidenciales, presos, frente a comicios que Daniel Ortega aspira “a la carta”, un imposible en el marco democrático, donde la tolerancia a la disidencia resulta fundamental, que el dictador nicaragüense niega, pretendiendo ganar con el imposible sin contendores.
En los caminos del legendario far west, recordamos las octavillas pegadas a los árboles contra los bandidos que perseguían los marshalls, que decían:
¡WANTED!
¡REWARD!
Es cuanto la amplia oposición a la dictadura de Daniel Ortega debe desplegar por todo Nicaragua.