El embajador de Israel, Daniel Saban, y su esposa, Rivka Saban, abrieron las puertas de su residencia para efectuar la ceremonia del encendido de las velas de Janucá (Fiesta de las Luces), de gran simbolismo en la festividad judía.
El acto inició encendiendo las velas contenidas en un candelabro llamado janukiá y con un canto entonado por los miembros de la comunidad judía presentes en el encuentro que imprimió solemnidad al ambiente, en el que también se hizo sentir el compañerismo y alegría de los invitados, que escucharon la narración de la historia de estas fiestas de la boca del embajador Saban.
Siguiendo la tradición, se ofrecieron las comidas típicas de esta celebración que consisten en alimentos fritos en aceite, para recordar justamente el milagro de la jarra de aceite que duró ocho días. Las comidas servidas fueron “sufganiot”, bolas de masa frita en aceite rellenas de dulce, donas y “levivot” o “latkes”, pasteles fritos de papa rallada.
A la actividad asistieron diputados, embajadores acreditados en República Dominicana, miembros de la comunidad cristiana, miembros de la comunidad judía, de los cuerpos castrenses y de la Asociación Shalom-Exbecarios de Israel.
En esta festividad se acostumbra dar regalos o jugar con el dreidel, un trompo de cuatro caras con letras hebreas en cada lado, que son las iniciales de “Un gran milagro ha ocurrido aquí”.
Con el paso del tiempo esta fecha se ha convertido en un punto de contacto entre el pueblo de Israel y los líderes políticos del mundo, por los mensajes de libertad, pluralismo y tolerancia propios de Janucá. Por esa razón se ha hecho costumbre que los embajadores y líderes de Israel compartan esta ceremonia con las comunidades donde están en funciones y sus gobiernos.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel se explica que Janucá no se celebra sólo por una “victoria física de la pequeña nación judía sobre la gran Grecia”, sino también por un triunfo “espiritual, de la fe judía contra el helenismo de los griegos”.