Danilo Cruz Pichardo – Gobernabilidad

Danilo Cruz Pichardo – Gobernabilidad

En vista de la gravedad de la crisis económica que atraviesa el país y los problemas inherentes al servicio eléctrico, el gobierno que se inicia el próximo 16 de agosto, por prudencia, hay que darle el tiempo necesario, superior a los 100 días que se estila, sin ponerle obstáculos y los diferentes sectores de la sociedad, sobre todo el Poder Legislativo, prestarle la mayor colaboración posible.

Y es que se trata de un gobierno que enfrentará serios inconvenientes económicos, como son el déficit cuasi fiscal del Banco Central, un presupuesto agotado, gastos corrientes por encima de las recaudaciones, pagos regulares de los intereses de la deuda externa, tarifa petrolera cada vez más alta, pago a los generadores de energía y pago de la deuda interna. Con todos esos problemas no sé como el gobierno del doctor Fernández se la ingeniaría para hacer descender las tasas de cambio y de inflación.

Es una situación que demanda sensatez y responsabilidad en todos aquellos sectores que de una u otra forma pueden contribuir con la solución de los problemas nacionales. Y no obrar en esa dirección más que hacerle un daño al gobierno y al PLD se lo estarían haciendo al país.

No se puede partir de que el Partido de la Liberación Dominicana, con el sectarismo patológico que siempre le caracterizó, se puso tajantemente a las iniciativas perredeístas, aunque muchas de las mismas fuesen en beneficio de la nación, porque sería repetir malos ejemplos y que contribuyeron a determinar tres derrotas consecutivas del partido morado.

El PLD es una organización donde la negatividad siempre ha estado presente y sólo el desastroso gobierno del PPH hizo posible su retorno al poder político, con una votación superior a los dos millones de votos, tal y como lo había vaticinado en un artículo publicado en este matutino.

La fantochería no la inventó el PLD, pero hay que recordar que en la década del 80 y parte de la del 90 por lo menos diez altos dirigentes de esa organización competían al que hable más parecido al profesor Juan Bosch y que algunos presumían ser la última Coca Cola (el anuncio es gratis) de la bolita del mundo.

Pero hay que admitir que esos muchachos han madurado bastante y exhiben actitudes serenas y reflexivas en sus intervenciones televisivas, lo que los hace merecedor de la colaboración honorífica de los mejores dominicanos, para que puedan tener un buen desenvolvimiento en las cosas públicas.

En esa dirección cabe felicitar la actitud asumida por el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, el licenciado Hatuey De Camps, al ofertar su ayuda al presidente electo, el doctor Leonel Fernández, en lo que respecta a la gobernabilidad.

Seguro estoy que los diputados y los senadores del PRD también colaborarán, en la medida de sus posibilidades, con la nueva gestión de gobierno que iniciarán el PLD y el presidente Fernández a partir del 16 de agosto. Se siente un ambiente positivo y de buena disposición en término de colaboración con las nuevas autoridades.

Partiendo de ahí se desprende que hay conciencia sobre la problemática nacional, la cual tiene causas objetivas y no sólo era un asunto de desconfianza al presente gobierno (cuya salida es inminente), porque de ser así hace rato que el precio del dólar hubiera experimentado una tendencia hacia la baja. Todo, sin embargo, está igual, lo que contribuye a confirmar la tesis de que del país se sacó muchos millones de la moneda extranjera.

En lo inmediato no se vislumbra bonanza alguna con la llegada del PLD al poder político. Y lo grave del caso descansa en las expectativas creadas en la población, la tremenda clientela que tiene ese partido y los compromisos con sectores empresariales, los que estarán todo el tiempo presionando para que les hagan un gobierno a su medida.

Esas presiones crearán problemas al PLD, una organización que, por primera vez en su historia, ganó de forma amplia en los sectores más menesterosos. Pero posiblemente el PLD se vea compelido a satisfacer las demandas de los pobres, precisamente por los compromisos que tiene con los ricos. No es posible gobernar simultáneamente para los ricos y los pobres y ese es un dilema.

Dilema que obliga al presidente Fernández a exhibir equilibrio ante los diferentes sectores sociales para que el gobierno no sufra un desgaste en su popularidad antes de lo normal.

El panorama económico y social a heredar por el presidente Fernández es sombrío, que no le quepa la menor duda a nadie, lo que obliga a segmentos políticos, populares, sindicales, comunitarios, empresariales, etc., a no poner obstáculos a las nuevas autoridades ni hacerle oposición por lo menos durante el primer año de gestión. Contribuir con la gobernabilidad es hacerle un aporte al fortalecimiento del sistema democrático, porque si el doctor Fernández y su equipo fracasan también no se sabe lo que puede ocurrir en la República Dominicana.

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