Danilo «Cuero Duro» Cabrera, bravo, pero casi muere ante Julio César Chávez

Danilo «Cuero Duro» Cabrera, bravo, pero casi muere ante Julio César Chávez

POR CARLOS NINA GóMEZ
En la década de los 80, el boxeo de República Dominicana -como se ha publicado en otros reportajes de esta serie- tuvo altas y bajas, ¡pero más bajas que altas!

Dentro de las bajas, figura Danilo Cabrera, un joven boxeador nacido en el lejano pueblo de Esperanza y bautizado con el mote de «Cuero Duro».

A mediados de los años 80, «Cuero Duro» Cabrera se hizo muy popular, especialmente en Santiago de los Caballeros, Santo Domingo y, obviamente, en su pueblo natal Esperanza.

Sus compueblanos, cada vez que viajaba a Santo Domingo a participar en uno de los carteles que se montaban en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto, asistían en comisiones. Igualmente hacían los fanáticos de Santiago y pueblos pertenecientes a la pujante región del Cibao porque, en realidad, este bravo pugilista tenía mucho «ángel».

Sus combates siempre despertaban mucho interés no sólo entre sus admiradores, sino también de quienes le adversaban.

En aquella época -años 1983, 1984, 1985…- en que «Cuero Duro» Cabera aparecía en los cuadriláteros nacionales, la prensa deportiva local resaltó su eficiencia.

Los periodistas cibaeños, principalmente, destacaban en programas de la radio deportiva, así como en crónicas y artículos en los diarios, el comportamiento de este gladiador nacido en el municipio Esperanza.

Algunos cronistas llegaron a decir que «Cuero Duro» Cabrera «era tan duro en el boxeo que nadie debe dudar de que tiene condiciones para ser campeón mundial».

Veteranos cronistas y periodistas deportivos ligados al boxeo, como Apolinar Medina Díaz, Domingo Saint-Hilare, Bienvenido -Tuto- Tavárez y Pappy Pérez estuvieron a la vanguardia para realzar la figura de «Cuero Duro» Cabrera.

Y tenían mucha razón, comentaron periodistas de Santo Domingo, pues Cuero Duro Cabrera, en su desempeño en el país, tuvo actuaciones que pueden calificarse de brillantes.

NO ERA TÉCNICO, PERO…

«Cuero Duro» Cabrera, quien terminó con una foja no oficial de 38 peleas profesionales, de las cuales perdió ocho con un empate (dos frustradas aspiraciones a la corona mundial), no fue un derroche de técnica.

La opinión generalizada de los expertos es que este pugilista quisqueyano no tenía pleno dominio de los fundamentos del boxeo.

Sin embargo, solía darle problemas a rivales de mucha más calidad de la que él tenía… ¡y hasta les ganaba!

Peleaba con la guardia por encima de la cintura. Es decir, sus manos enguantadas las colocaba, casi siempre, a la altura del pecho y convertía su defensa en ofensiva.

Por lo menos, así se le observaba en la mayoría de sus combates. Además, era rápido, aunque un poco desordenado, lanzando sus puños.

Su pegada nunca fue anestesiante. Sí lograba enviar al piso a sus rivales, pero después de conectar una lluvia de puñetazos. Su mano izquierda, en gancho, no tenía precisión, como suele ser cuando se envía este golpe hacia la mandíbula del contrario.

Y cuando se iba a la pelea cuerpo a cuerpo podía, por la rapidez de sus manos, salir beneficiado, pues pegaba más golpes que su rival.

Los especialistas resaltan en «Cuero Duro» Cabrera sus buenas condiciones físicas, porque podía trabajar todo el trayecto de un combate sin acusar mucho cansancio.

Esto era resultado, agregan los expertos, de que siempre fue un atleta disciplinado, organizado en el gimnasio y atento a las enseñanzas de sus entrenadores.

EL GRAN «SUICIDIO»

Danilo «Cuero Duro» Cabrera, tras presentar «credenciales» para ir a una pelea de campeonato mundial, viajó a México para ir a un «suicidio», según algunos expertos.

Ya había llegado a un acuerdo -después de un aviso de sus consejeros- para combatir con el mexicano Julio César Chávez, quien a la sazón era el campeón ligero junior (130 libras) avalado por el ConsejoMundial de Boxeo (CMB).

Llegó a Ciudad México (DF) una semana antes del 21 de agosto de 1987, fecha indicada para la pelea titular con JC Chávez quien era considerado «ivencible» -presentaba un expediente limpio, sin derrotas, en más de 80 combates.

La prensa mexicana, aunque siempre mantuvo que el dominicano «no tenía ninguna posibilidad» de vencer a Chávez -y era cierto-, publicitó al quisqueyano con mucho respeto.

Para sorpresa de los propios periodistas mexicanos, el combate se fue al límite de los 12 asaltos. Claro, con una victoria apabullante del campeón ligero junior.

Aunque Chávez no ganó por nocaut, como era su costumbre, destrozó el duro cuerpo de «Cuero Duro» Cabrera.

Se recuerda una anécdota, atribuida a la madre del boxeador dominicano, que señalaba que había soñado la noche antes del combate que su hijo «había muerto en la pelea con Chávez».

La triste madre, al día siguiente de la tétrica pesadilla, proclamó que no quería que su hijo se enfrentara al campeón mundial de las 130 libras, «poque ese terrible sueño podría ser una fúnebre advertencia».

La golpiza que le asestó JC Chávez al pugilista criollo fue tan sangrienta que se temió por la vida de «Cuero Duro» Cabrera, quien tuvo que ser internado en un hospital de la capital mexicana. Su estado fue descrito como grave.

El gran mérito del peleador quisqueyano estriba en que además de que le duró los 12 rounds al neto pegador azteca, nunca dio muestra de cobardía. Y fue, después de todo, un digno rival de un boxeador cuya norma era devastar a sus enemigos antes del quinto o sexto asalto.

FRENTE A MCGWIGAN

«Cuero Duro» Cabrera, tras su terrible derrota ante JC Chávez, tuvo un prolongado descanso, como era natural.

Se sometió a rigurosos chequeos médicos y los resultados indicaron que su condición de salud estaba apta para continuar en el boxeo activo.

En efecto, siguió su trabajo y después de celebrar por lo menos media docena de pelas, de las que ganó cuatro, ¡volvió a la carga!.

Al valiente peleador cibaeño se le presentó una segunda oportunidad para la aspiración de conquistar el cetro ligero junior.

Esta vez iba a tener de frente al británico Barry MacGwigan, quien era un fuerte pugilista que se caracterizaba por tener una anestesiante pegada y un boxeo aceptable en lo técnico.

Otra vez tenía la esperanza de llegar a la cima y conquistar un campeoanto del mundo porque era una meta que se había trazado.

Sin embarg, todo quedó ahí, en esperanzas, y el modesto boxeador dominicano vio nuvamente frustrada su aspiración.

McGwigan, no obstante, no tuvo en el dominicano una presa fácil. Salió airoso, pero estuvo siempre frente a un rival de mucha dignidad y gallardía.

«Cuero Duro» Cabrera, con su segundo fracaso, se inscribió en la larga lista de púgiles dominicanos que no pudieron conquistar coronas mundiales.

Está ahora en el mismo lugar que otros de sus paisanos: en el olvido, pasando calaminidades y sin contar con la «mano amiga» que le dé alguna protección.¡Y el Estado no se da ni por enterado de su penosa situación!

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