Un rasgo clave en el contexto de los programas anunciados por el Presidente Danilo Medina en su discurso de toma de posesión, es el carácter incluyente con que inicia la gestión por el logro de las metas. El llamado a concertar un gran pacto social, como eje central de la política para la consecución de los resultados aspirados, es un instrumento que puede generar un real empoderamiento, un protagonismo auténtico y un compromiso de diferentes clases sociales con los propósitos de la gestión gubernamental.
Salta a la vista que la envergadura de los programas anunciados obligará a buscar recursos extraordinarios de los que actualmente no dispone el Estado. Así las cosas, el pacto fiscal parece ser el núcleo del gran pacto social a que se refiere el Presidente en su mensaje a la nación. Una concertación que, sin duda, procura empoderar y comprometer a los sectores que mueven la economía en la consecución de los recursos necesarios para impulsar todas las metas.
Alcanzado el pacto fiscal aspirado sería más factible llevar a cabo los pactos para la inclusión de diversos sectores en la lucha contra la pobreza y la creación de oportunidades, para la transformación cualitativa del sistema educativo, para iniciar la reestructuración del sector eléctrico y acometer otras acciones. La concertación como estrategia es una buena señal para el país.
Es necesario eliminar lastre
No hay pacto sin condiciones. Al convocar, por ejemplo, una concertación para una reforma fiscal integral, queda implícito el costo de comprometerse a dar el mejor y más provechoso uso posible a los recursos derivados de esa reforma. Por eso, cuando el Presidente Danilo Medina llama a una gran concertación, viene a la memoria su promesa de ser implacable con los deshonestos, los oportunistas, y los soberbios.
Con cargo al erario se pagan sueldos a personas que tienen cargos que no tienen razón de ser. Viceministros y vicecónsules inorgánicos, y asesores y otros cargos que han sido el resultado de años de clientelismo político. Los dineros que cubren esos sueldos provienen de la ejecución fiscal, de los impuestos y tasas que paga la gente. Al momento de convocar a un pacto fiscal, una buena señal sería empezar a desprenderse de todo el lastre que sobrecarga el erario.