Danilo: La continuidad del progreso

Danilo: La continuidad del progreso

El 20 de mayo del próximo la ciudadanía acudirá a una de las citas políticas más trascendentales de su historia partidaria, cuando en las urnas se enfrenten el viejo y fracasado modelo populista que representa el Partido Revolucionario Dominicano, y el progresista sistema administrativo que encarna el Partido de la Liberación Dominicana.

Más que una batalla entre dos dirigentes políticos experimentados, como lo es el ingeniero agrónomo Hipólito Mejía y el licenciado Danilo Medina Sánchez, la contienda electoral versará sobre el enfoque que merecen los ancestrales problemas del país, como la educación, la salud, la vivienda, el desempleo y  la deuda externa.

Todavía quema como hierro candente en la memoria de nuestro pueblo, el fracasado período de gobierno que nos rigió entre el 2000 y 2004, el país se hundió en la mayor crisis económica de su historia moderna, que culminó con la quiebra  de cuatro de los mayores bancos privados, lo que se tradujo en la devaluación que llevó a la moneda nacional a equipararse con las famosas papeletas de Lilís de finales del siglo 18, lo que sumió en la pobreza más de dos millones de nuestros hombres, mujeres y niños. En el 2003.

Un Nuevo Liderazgo

Mientras que frente a la figura desgastada de Hipólito Mejía  se presenta la imagen fresca de un hombre cuyo liderazgo se sustenta,  a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana en una militancia de 38 años que nunca ha conocido de vacilaciones, mientras a lo externo Medina Sánchez es un profundo conocedor de los graves problemas sociales del país, los que ha estudiando a profundidad, y ha complementado mediante el cultivo sistemático de las más armoniosas relaciones, tanto con los estamentos de poder, la clase empresarial, los industriales, banqueros, profesionales diversos, al igual que con el pueblo llano, mediante diálogos continuos a través de sus dirigentes comunitarios.

La grave crisis económica y financiera que se vive a nivel global, hace imprescindible que meditemos muy bien sobre a quién confiar su destino, dentro de once meses, porque cualquier error podría resultar muy dañino, tanto en el corto como en el mediano plazo.

Hay que sobre todo valorar las condiciones que adornan a todo verdadero estadista, como son la prudencia, la capacidad de análisis  y el espíritu de conciliación que demuestra al licenciado Medina Sánchez, y repensar en la demostrada volatilidad de su principal rival electoral.

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