El presidente Danilo Medina logró conforme planeó, consenso para modificar la Carta Magna y restaurar la hidra maldita de la reelección y repostularse en las elecciones de 20l6, conforme respaldaron los 32 miembros del Senado, el 28 de mayo último.

Culmina así una rebatiña entre el gobernante y el ex presidente Leonel Fernández, en que este último no consiguió imponer la mayoría en el exclusivo Comité Político del PLD de 35 miembros, que conducen el destino nacional.

El largo discurso de 45 minutos de Fernández el día 25 en que inclusive se produjo a los 20 minutos de iniciarlo un apagón eléctrico, y en el que postulaba por un referéndum aprobatorio que facultara modificar la Carta Magna, que es jurídicamente innecesario, resultó otro revés y otra prueba que han debido convencer al ex gobernante que ya no es el líder del PLD.

Líder es a quien la mayoría de un partido político sigue y apoya sus instancias, que ya definitivamente no es el caso del ex gobernante, y su realidad debe reconocer que sin quererlo, hubo de pasar la antorcha del relevo en el protagonismo y el mando al presidente Medina.

El hecho de que el ex gobernante dispusiera de una porción determinante de legisladores que lo apoyaban resultó frágil ante los susurros auríferos y otras instancias conectadas con las conveniencias, no las convicciones, que modificaron el accionar de los que postularon respaldarlo en su ambición de capturar por cuarta vez el poder.

Fue el Gran Corso, conocedor de la psiquis de los hombres como el manejo de la artillería, arma de la que resultó el mayor genio de la historia, quien postuló; “No hay general que soporte un cañonazo de un millón de francos”.