El presidente Danilo Medina subirá las rojas escalinatas del Congreso Nacional este jueves para ofrecer su última rendición de cuentas, en medio de un ambiente adverso y hostil hacia su figura y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
El motivo: la indignación que causó la suspensión de las elecciones municipales debido a las fallas del voto automatizado, y la responsabilidad que, casi por gravedad, se le atribuye al oficialismo.
La Asamblea Nacional, desde donde el presidente Medina se dirigirá al país, se teñirá de negro por el tipo de vestimenta que manda el protocolo.
Y en la Plaza de la Bandera, a ocho kilómetros de distancia, se congregarán los jóvenes que, ataviados también de negro, estremecieron a la Junta Central Electoral y al Gobierno reclamando respeto por la democracia, y una investigación seria que determine si hubo manos criminales en las fallas que registró el voto automatizado que se utilizó en 18 provincias.
Desde el domingo 16 de este mes, fecha pautada para los suspendidos comicios, la Plaza de la Bandera ha sido el epicentro de las quejas por el desenlace de esas elecciones, pero también por el rechazo al Gobierno de Medina que, en sus postrimerías, arrastra una mala imagen por temas vinculados a la corrupción y la impunidad.
Los armadores de esas manifestaciones son jóvenes de clase media que bajaron de sus burbujas mediáticas, y del reino del semidios Netflix, para reclamar elecciones transparentes, sin la sombrilla de los partidos políticos.
Sus críticas, que sorprendieron a muchos, se convirtieron en un alud y se diseminaron por todo el país y el extranjero, y a estas se añadieron los cacerolazos nocturnos que hasta se escuchan en la residencia del mandatario, en el sector Los Cacicazgos, del Distrito Nacional.
Con la consigna “Se van”, que es viral en todos los lugares y en las redes sociales, el inusitado colectivo de opositores al Gobierno le aguó la fiesta a un PLD que moría de éxitos.
El poderoso PLD, con sus 16 años dominando el Poder Ejecutivo, el Congreso Nacional y las alcaldías, ahora atraviesa un campo minado en su interés por mantener esa hegemonía en las elecciones municipales, pospuestas para el próximo 15 de marzo, y en las congresuales y presidenciales del 16 de mayo.
Fuera del libreto. Hasta las 11:00 de la mañana del domingo 16, cuando el presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, anunció la suspensión de las elecciones, el triunfalismo era la gran apuesta del PLD.
Sus estrategas de campaña aseguraban que la mayoría de sus candidatos ganarían los comicios, con lo que pretendían dar un golpe de efecto para las elecciones congresuales y presidenciales.
Pero una conversación por WhatsApp, entre el técnico de una compañía telefónica y un coronel asignado a la avanzada del candidato presidencial Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), se convirtió en la bomba de tiempo que explotó a los pies del órgano electoral.
Esa explosión tuvo secuelas en las esferas gubernamentales, por la forma en que se armó y se deshizo la investigación sobre un supuesto delito electoral en el que se vinculó al técnico de Claro, Manuel Regalado, y al coronel Ramón Guzmán Peralta.
En la refereida conversación, Regalado le advertía a Guzmán Peralta sobre un intento de incidentar el voto automatizado, para que no se reflejaran en la pantalla la imagen de determinados candidatos.
El día de las elecciones, sobre todo los partidos de oposición, denunciaron que muchos de sus candidatos no estaban en el sistema de votación. Por esa causa la JCE decidió interrumpir el proceso.
Más indignación. La decisión tomada por la JCE tuvo el rechazo de los partidos, por considerarla un atropello a la democracia.
Pero el PLD se fue más lejos, ya que su presidente, Temístocles Montás, afirmó que lo ocurrido con el voto automatizado fue un sabotaje y que se debía castigar a los responsables.
Regalado y Guzmán Peralta fueron apresados por supuesta responsabilidad en ese hecho, y ante el peso de las presiones sociales, el Gobierno ordenó al Ministerio Público que desestimara la acusación.
Los jueces que le conocían medidas de coerción le otorgaron libertad pura y simple.
El Gobierno también solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) que realice una auditoría a los equipos del voto automatizado, para determinar las causas que provocaron las fallas del sistema.
En crisis desde 2019. Las intenciones reeleccionistas Medina crearon una crisis en el PLD, ya que encontró de frente a el expresidente Leonel Fernández, quien se opuso fieramente e impidió que la Constitución se reformara nuevamente para tales propósitos.
Las elecciones primarias rebosaron la copa, pues al ser detorrado por Gonzalo Castillo, producto de un supuesto fraude, Fernández abandonó la organización que presidía y de la que fue miembro por más de 40 años.