El 150 aniversario de la guerra restauradora de la independencia nacional, que oficialmente terminó el 16 de agosto de 1865, coincide con el reconocimiento cuasi unánime del pueblo dominicano que festeja el primer año de la juramentación del Presidente Danilo Medina, el segundo dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que ocupa la mansión ejecutiva después de Leonel Fernández.

La independencia dominicana, forjada por el patricio Juan Pablo Duarte y los trinitarios, el 27 de febrero de 1844, así como la guerra restauradora librada por Gregorio Luperón, Gaspar Polanco y otros, contra los españoles entre 1863 y 1865, constituyen el referente histórico sobre los cuales cada gobernante democrático debe fundar su obra de gobierno.

Porque, tanto la independencia febrerista como la restauración, sentaron los fundamentos de la nacionalidad, el patriotismo y la sempiterna actitud de rechazo a la injerencia o dominio de cualquier potencia extranjera sobre la República Dominicana, y en el corto interregno de doce meses, el Presidente ha dado contundente demostración de apego a tales postulados cuando obligó la renegociación contractual con la minera Barrick Gold.

En ese lapso, los aciertos del mandatario sureño han sido ostensibles: garante de la gobernabilidad, amplio régimen democrático de respeto a los derechos humanos, manejo transparente de los recursos, ausencia de escándalos de corrupción, estabilidad macro-económica, lucha contra la pobreza, impulso a la educación estatal, profuso programa contra el analfabetismo, desarrollo del turismo, amplio incentivo a la inversión extranjera, apoyo al sector agropecuario, a las medianas, pequeñas y micro empresas, construcción de obras, profundización de las políticas de salud.