“Corregir lo que está mal” es una parte del discurso de campaña de Danilo Medina que ha sido asumida por él con mucha responsabilidad y determinación, a tal punto que hoy hemos llegado a la planificada etapa del proceso electoral en la cual el candidato del PLD se presenta de forma valiente como el cambio seguro y verdadero. Sí, es que la mayoría de los dominicanos quiere un cambio, pero un cambio con garantía de estabilidad, que permita que las ruedas dentadas que forman la caja de transmisión de la máquina, desarrollen su máxima capacidad en tiempos de carreras turbulentas en el plano nacional e internacional. Luego de unificar sus copartidarios con la seguridad de “continuar lo que está bien”, y yo agrego: “con quienes lo hicieron bien”, Danilo atrae aquellos apartidistas que esperan un gobierno que se comprometa con “hacer lo que nunca se hizo”; sin embargo, en este tramo de la campaña, Medina enfatiza que él y su proyecto presidencial representan ese cambio demandado por el pueblo dominicano para estos tiempos. Jesús ensenó que “no se echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero se echa el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”, pues el cuero envejecido y maltratado por el proceso de fermentación no resistiría los cambios que un nuevo vino le provocaría al ser depositado en él.

Mostrándose como el cambio seguro y verdadero, Danilo se dispone a echar a un lado la vieja y desgastada vasija de vino, estableciéndose asimismo, como el nuevo odre y con las condiciones necesarias para realizar las transformaciones que el nuevo vino demanda, hasta que éste alcance su máximo nivel de maduración y desarrollo.