Danilo Medina y el TSE (1 de 2)

Danilo Medina y el TSE  (1 de 2)

La condición de presidente constitucional hace de Danilo Medina la figura esencial del Consejo Nacional de la Magistratura y, a su vez, posee la mayoría de los miembros del órgano institucional que seleccionará los miembros del Tribunal Superior Electoral (TSE). Ideal hubiese sido un espacio diverso, donde las discrepancias respetuosas establezcan las bases de una instancia distante de las contaminaciones políticas, pero esas ironías de la naturaleza macondiana nuestra, hacen de la actual coyuntura un escenario para medir el verdadero compromiso de los llamados a elegir los responsables de administrar las desavenencias que se generan en las organizaciones partidarias.
El 2010 resultó frustratorio para los defensores y promotores del avance democrático debido a una reforma constitucional inspirada en repartos y cuotas que han servido como fuente de descalificaciones sin precedentes. Y en ese sentido, ningún argumento de los sectores partidarios sirven para justificar un tribunal que, como el Superior Electoral, está lleno de ejemplos donde la indecencia política rompió todos los parámetros. Encuestas rigurosas, consignan que el TSE goza de la peor reputación entre los ciudadanos.
En el marco del deterioro del sistema de partidos resulta de extrema utilidad, para el necesario proceso de recuperación, seleccionar profesionales éticamente respetados, bien formados y con la independencia suficiente que impidan los excesos y prácticas antidemocráticas determinantes en toda la fase de caricaturización de liderazgos, sin respaldo en sus bases, pero bien conectados con las redes del poder. Y por eso, siempre listos a ordenar “líneas” a jueces electorales dispuestos a patear la norma jurídica en aras de obedecer la fuerza responsable de su asiento en el tribunal.
La convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura es impostergable debido a la existencia de procesos litigiosos que se avecinan en los partidos y lo traumático de ser manejados por los actuales titulares del TSE. Inclusive, en la estrategia caricaturesca que pretende “expulsarme” del PRD, el administrador de las siglas, lleno de miedo e incapaz de competir democráticamente, acelera sus insanas intenciones bajo la “confianza” que le generan los actuales titulares del órgano electoral. Y en el país, la gente decente y de vocación institucional sabe perfectamente que las “victorias” legales “obtenidas” por Miguel Vargas Maldonado se obtienen por sus amarres y cuotas de representación en los mecanismos de decisión de la formalidad jurídica.
Vargas Maldonado se siente confiando por su condición de Canciller, y creyéndose amparado por el poder, anhela que antes de que se convoque el Consejo de la Magistratura se lleve al TSE la validación de mi proceso de “expulsión”. Así, “resuelve” un foco de cuestionamiento y se reafirma en el control de la organización partidaria. Lo que no calcula es que su deteriorada reputación daña a todos los que en el camino “ayuden” sus perversas intenciones.
Danilo Medina es producto de los aparatos partidarios. Por eso, él está en mayor capacidad de entender las barbaridades que se cometen en los procesos de competencia interna porque en el pasado le orquestaron golpes a sus aspiraciones, persiguieron a los suyos y “cambiaron” lealtades de gente que le acompañó, pero todas esas maniobras se hacen como resultado de las deformaciones existentes en la cultura partidaria. Permanecer en esa lógica que “beneficia” en una coyuntura y se convierte en terriblemente perjudicial, representa un golpe mortal a los verdaderos anhelos ciudadanos que necesitan partidos y liderazgos con un mayor compromiso con las ideas democráticas.

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