Danilo Medina y loma Miranda

Danilo Medina y loma Miranda

Si pudieran crucificarlo, con gusto lo harían al compás de tambores de guerra, personas que, poco antes de su decisión de vetar la ley que declara loma Miranda parque nacional, exaltaban las virtudes del presidente Danilo Medina, buscando comprometer su decisión en torno al mamotreto jurídico o «papa caliente» puesto en sus manos por el Congreso Nacional.

El Presidente tiene el deber de cumplir y hacer cumplir las leyes, independientemente de sus simpatías personales. Debe cuidar el ordenamiento jurídico y la Constitución de la República, aún a costa de su popularidad y eso es lo que ha hecho al vetar una ley cuyas observaciones fueron acatadas dócilmente por quienes la emitieron.

La situación creada me recuerda la elaboración de expedientes deficientes por parte de la Policía cuando tiene interés de que el sometimiento se caiga en la justicia. De esa manera, el juez resulta ser «el malo de la película.»

Pese al percance creado por la situación, el average de Danilo Medina como presidente sigue siendo bueno y su motivada decisión de vetar la ley que convertiría a loma Miranda en parque nacional va acompañada de la garantía de que en su Gobierno no habrá explotación minera sin que se ajuste estrictamente a las normas internacionales en la materia como sucede, por ejemplo, en Chile y Perú.

En lo personal hubiera preferido la declaración simple y llana de loma Miranda como parque nacional, pero entiendo las deficiencias jurídicas de la ley y la correcta actitud del Presidente cuya responsabilidad ante casos como bahía de la Águilas y la renegociación del contrato con la Barrick Gold, me inducen a otorgarle un voto de confianza.

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