En pleno apogeo de la exitosa revolución china liderada por Mao Tse Tung, éste se vio compelido a advertirle a sus seguidores que todo proceso revolucionario se encuentra constantemente amenazado y tentado a volver al anterior estado de cosas, motivándoles así, a cuidar los logros alcanzados y no permitir que nada ni nadie le arranque al pueblo las conquistas políticas, económicas y sociales que a precio de sudor y sangre han sido alcanzadas.
El modelo de gobierno que ha establecido el presidente Danilo Medina se ha convertido, sin lugar a dudas, en un gran reto para los futuros presidentes de la República Dominicana, ya sean éstos de las filas del Partido de la Liberación Dominicana o de otra fuerza política.
Las protestas que a nivel mundial estamos viendo nos indican que ya no es suficiente que un gobierno surja como resultado lícito de un proceso electoral para ser legítimo, sino que es necesario legitimarse día a día con sus acciones. La República Dominicana no toleraría que luego de conocer la manera distinta de gobernar del presidente Medina, le dirijan gobernantes desconectados de la realidad de su gente.
Los futuros presidentes de la nación tendrán el gran reto de superar o igualar la presente gestión de gobierno, por lo cual deberán exhibir igual o mayor compromiso con el interés nacional al momento de firmar contratos que comprometan el patrimonio nacional.
Los gobernantes que surjan de los procesos electorales futuros, para igualarse al presente modelo de gobierno, deberán mantener a los organismos multilaterales en el lugar que les corresponde y no volver a permitirles que tracen las pautas que han de regir la nación.
Este reto que impone el presidente Danilo Medina a los futuros presidentes de la nación representa un emplazamiento directo a quienes desde el PLD pretenden llegar a la Presidencia de la República, pues todo parece indicar que de ahí saldrán los próximos gobernantes, pero aun a éstos el pueblo no le perdonaría que se le imponga un modelo que no sea igual o superior al actual.