Fui invitada a participar en un acto político que me llenó de mucha satisfacción: la juramentación del Frente de los Trabajadores en Apoyo a la Candidatura de Danilo Medina Sánchez, candidato a la Presidencia de la República por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Fue un acto muy especial y me permito enjuiciarlo a la luz de lo que ha ocurrido en nuestro país en escenarios  similares en elecciones pasadas con el liderazgo sindical. Todo ciudadano tiene el derecho de pertenecer al partido político de su preferencia, Los estatutos sindicales consagran ese derecho, y de hecho siempre se ha visto a todos los dirigentes hacer sus opciones partidarias para fortalecer la democracia.

Lo que nunca había ocurrido, y por eso me he sentido muy sorprendida, es el hecho de que los principales dirigentes de las tres centrales sindicales más importantes del país hayan coincidido por primera vez en darle su respaldo a un candidato a la presidencia de la República; y el asombro es mayor, porque no son miembros del partido al que pertenece ese candidato.

Miles de dirigentes nacionales, medios y de base, en su gran mayoría sin militancia partidaria reconocida, le dieron su apoyo a Danilo Medina y le solicitaron consolidar la democracia dominicana, asumiendo un gobierno que en su ejecución programática tenga prioridad en temas como la educación, la salud, la seguridad social, la  vivienda, las estancias infantiles, el empleo, la seguridad ciudadana, la oportunidad de género y un  espacio digno para la juventud, entre otras demandas.

Lo destacable de ese acto es que los que allí se encontraban no eran desempleados. Eran en su mayoría trabajadores activos de puertos, minas, hoteles, zonas francas, comercio, campesinos, choferes, trabajadores de la salud, en fin, gente que no está comprometiendo su voto para que les den un empleo. Están haciendo opción para que se mejoren las condiciones de vida y de trabajo de todos los dominicanos.

Desde que el Estado dominicano pasó a ser un ente más regulador que administrador, dejaron de existir los bastiones sindicales de las  principales  empresas del sector público, los del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), los de las empresas de la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE), y los de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE). En estas empresas siempre hubo mucha presencia oficialista en el movimiento sindical, era donde se libraban más luchas internas por el control de los sindicatos entre las fuerzas oficialistas y los de la oposición de turno, de izquierda y de derecha. Llovían las acusaciones de que se obligaba a esos trabajadores a apoyar en mítines y actos públicos al candidato oficial. El caso actual es diferente, los empleados públicos organizados, salvo el caso de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) son muy escasos.

Las acciones de reivindicaciones salariales de los sindicatos, ya en la mayoría de las empresas en las que funcionan los afiliados a esas  centrales, han negociado convenios colectivos o se han firmado acuerdos en los cuales  el salario mínimo vigente es superior en muchos casos, a los que se  obtienen después de movilizaciones y huelgas. De esos movimientos reivindicativos se beneficia fundamentalmente la gran mayoría de trabajadores que no han tenido la posibilidad de organizarse y negociar bilateralmente sus condiciones de trabajo.

De ahí la importancia del hecho que se ha registrado con el apoyo dado por esos dirigentes al candidato Danilo Medina, porque no se trató de empeñar en ese apoyo las siglas con las que se conocen las diferentes centrales, no se trata de que la CASC, la CNTD y el CNUS apoyaran a un candidato. Eso no es posible, en  el sindicato,  en las federaciones y centrales militan trabajadores de diferentes credos políticos y/o religiosos. Lo extraordinario del hecho es que siendo de centrales diferentes, sus principales dirigentes con millares de seguidores de sus bases se han identificado todos con un solo candidato.

Eso nunca había ocurrido, por lo que con justa razón, no se hizo esperar la reacción de Danilo Medina ante el respaldo brindado por los  trabajadores  para luchar junto a él en pos de la presidencia de la República para el año 2012.

La respuesta del mismo fue contundente, enérgica y enfática: “Ustedes nunca se arrepentirán del respaldo que hoy me están ofreciendo”. Y a renglón seguido pasó a describir las líneas generales de su futuro gobierno.

A estas alturas con ese evento tan significativo y memorable, en el que Pepe Abreu, Jacobo Ramos y Gabriel del Río han comprometido sus personas para apoyar al candidato del PLD, no hay dudas  de que el mismo augura un inicio exitoso en su recorrido hacia el Poder.